La tecnología militar soviética que puede acabar en manos de la NASA

© Foto : Excalibur AlmazLa tecnología militar soviética que puede acabar en manos de la NASA
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La empresa mixta Excalibur Almaz asegura poder diseñar hacia el año 2013 una nave espacial, a partir de diseños soviéticos de las estaciones espaciales militares “Almaz”, para la Agencia para del Espacio y la Aeronáutica de EEUU (NASA).

La empresa mixta Excalibur Almaz asegura poder diseñar hacia el año 2013 una nave espacial, a partir de diseños soviéticos de las estaciones espaciales militares “Almaz”, para la Agencia para del Espacio y la Aeronáutica de EEUU (NASA).

Sin embargo, las posibildades de que Excalibur Almaz pueda firmar un contrato con la agencia estadounidense no parecen demasiado reales.

Las dudas y los rivales

Excalibur Almaz es una empresa británica con sede en la isla de Man con filiales en Moscú y Houston (Texas) que no esconde sus vínculos con la esfera aeroespacial rusa: por ejemplo, el asesor de la dirección de Excalibur es el cosmonauta Vladimir Titov.

Esa empresa planea vender a la NASA ni más ni menos que el diseño de la variante adaptada de la estación espacial militar “Almaz” que se estaba diseñando en la URSS.

A finales de los 2000 la NASA cambió las prioridades del Programa espacial estadounidense. Reservándose los proyectos “de mayor peso”, tales como las investigaciones del espacio profundo o las hipotéticas misiones pilotadas al Marte o a la Luna, la Agencia decidió ceder todo el mercado de lanzamientos comerciales de baja órbita a las empresas privadas.

A éstas se les propuso participar en un concurso para la creación de sistemas de puesta en órbita y transporte, el premio del cual serían contratos de prestación de servicios de transporte evaluados en miles de millones de dólares.

Ya se notan los éxitos de los pretendientes a los presupuestos de la NASA. Así, la empresa SpaceX consiguió en los últimos años primero diseñar y someter a pruebas con resultados satisfactorios el motor

IX y luego llevar a cabo a modo de prueba un viaje no pilotado de la nave espacial Dragon.

Al mismo tiempo la NASA sigue cargando con la creación de sus propios aparatos espaciales, a pesar de que el ambicioso proyecto “Constelación” quedara sometido a considerables recortes a favor de las empresas privadas.

Otros participantes en el concurso también han conseguido ciertos éxitos en el campo de las pruebas y de la construcción, pero nadie ha sido capaz de demostrar un resultado igual de impresionante que el progreso de SpaceX.

¿Con qué podría armarse Excalibur Almaz para enfrentarse a sus rivales?

La doble espada de la Unión Soviética

La estación “Almaz” es un proyecto diseñado en el marco del programa espacial de la Unión Soviética, que, permaneció secreto y, las cosas como son, no demasiado legal, dado que encajaba en la definición de la militarización del espacio cósmico, fue revelado al mundo tan solo en los años 90 del siglo pasado.

 Se supo de planes para dotar con armas algunas versiones de las estaciones “Almaz”.

Los gerentes de Excalibur Almaz jugaron bien con los nombres. Según se conoce, “Excalibur” era el nombre de la legendaria espada del Rey Arturo. Al parecer, no existe ninguna relación con la empresa en cuestión, a excepción de que su director de llama Arthur Dula.

Sin embargo, “Mech-K”, literal “espada-K” es el nombre de uno de los aparatos de la familia Almaz, el “Kosmos-1870”, lanzado a la órbita en 1987.

Los aparatos espaciales de la familia “Almaz” son conocidos por todos: son las mundialmente famosas estaciones orbitales “Salyut” que dieron vida a los módulos de la estación espacial “Mir” y al módulo del segmento ruso de la EEI “Zaria”. No obstante, sus “hermanos mayores vestían uniforme” y se mantuvieron a la sombra.

En el marco del programa “Almaz” fueron diseñados y lanzados al espacio varios aparatos, incluido el llamado TKS, la nave de transporte y de servicio dotada de un módulo de retorno. Todo parece indicar que precisamente este proyecto pretende aprovechar “Excalibur Almaz” como base de su diseño de una nave de transporte comercial.

Los TKS han volado al espacio en varias ocasiones, pero siempre en régimen automático. Por ejemplo, después del rescate en junio de 1985 de los tripulantes de la nave “Salyut-7”, Vladimir Dzhanibekov y Víctor Sávinyj, que a causa de una avería corrían el peligro de morir congelados, a la estación fue mandado urgentemente el aparato “Kosmos-1686”, para volver cargado de equipo militar de reconocimiento óptico y electrónico.

Anticipando los acontecimientos

La idea de Excalibur fue recibida por los expertos con extremo escepticismo, sin embargo, no hace tanto la empresa dio un paso curioso. En enero de 2011 se supo que a la isla de Man habían sido transportados dos armazones sin acabar de las estaciones “Almaz” facilitados por su fabricante bajo condiciones no anunciadas. Solo se comunicó que se trataba de piezas construídas durante la URSS y no recientemente. 

No se entiende muy bien la procedencia de estos armazones, pero en cualquier caso es de lamentar que “los hierros de valor histórico” hayan abandonado el territorio de Rusia. Los “Almaz” de la época soviética deberían formar parte de alguno de los museos aeroespaciales en el territorio nacional.

El significado de dicha entrega no queda del todo claro. Después de recibir los armazones, Excalibur Almaz comunicó que el equipo recibido sería usado para el turismo espacial y como plataforma de realización de experimentos científicos. 

El Director de la empresa, Arthur Dula, anunció anteriormente que la opción de la estación orbital espacial era considerada en serio. Sin embargo, tendría sentido solo en caso de poder firmar contratos para 6 lanzamientos comerciales al año, como mínimo.

A pesar de todo, de momento los aspirantes a los contratos de la NASA no disponen de un proyecto presentado y mucho menos bien elaborado de un sistema de transporte pilotado.

¿Y el medio de transporte?

El principal fallo del proyecto de Excalibur Almaz, si es que puede llamarse proyecto, es el cohete portador. Mejor dicho, su falta.

Los aparatos de la estación “Almaz” eran puestos en órbita por el cohete portador soviético “Protón” y, en un principio, nada impide que para la futura nave se usen las actuales versiones del “Protón”. Se necesitaría cierto perfeccionamiento del proyecto, aunque no demasiado profundo.
También deberían introducirse medidas de seguridad adicionales para los tripulantes, dado que los “Protón” funcionan con combustible tóxico.

Pero ¿con qué ojos verá la NASA el uso de los “Protón”? La idea de lanzarlos desde Estados Unidos no tiene perspectivas viables, por lo tanto, habrá que ser lanzados desde instalaciones rusas. ¿Aceptará EEUU trasladar a Rusia un segmento tan importante de la infraestructura nacional?

Excalibur Almaz también podría diseñar o adaptar otro cohete portador y en este proceso se aprovecharía la cooperación espacial de la época soviética: la empresa ucraniana Yuzhmash, el antiguo centro de investigación espacial Mijaíl Yánguel, se mostró dispuesta a adaptar el proyecto de la familia de  cohetes portadores “Mayak” al lanzamiento de los futuros aparatos Excalibur Almaz desde el cosmódromo en el cabo Cañaveral.

No obstante, el grado de preparación del proyecto de Excalibur sigue siendo muy bajo y la posibilidad de que acabe firmando un contrato con la NASA parece bastante dudoso.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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