Rusia y la OTAN ya vigilan el espacio aéreo pero recelan con el escudo antimisiles

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El sistema de defensa antimisil estadounidense en Europa fue el tema clave de la reunión del Consejo Rusia-OTAN que se celebró en estos días en Bruselas y que concluyó sin avances notables de las parte en este asunto clave de seguridad.

El sistema de defensa antimisil estadounidense en Europa fue  el tema clave de la reunión del Consejo Rusia-OTAN que se celebró en estos días en Bruselas y que concluyó sin avances notables de las parte en este asunto clave de seguridad.

Desafortunadamente, las partes no pudieron sentar las bases a los principios políticos de cooperación entre Rusia y la OTAN en materia de defensa antimisil DAM.

A Moscú le preocupa la configuración potencial que tendrá el escudo antimisiles europeo hacia 2020, cuando se hará operativa la tercera fase del proyecto que incorporará nuevos sistemas de intercepción de misiles capaces de interceptar los misiles estratégicos rusos.

Progreso a pesar de la falta de comprensión mutua

La reunión en Bruselas,  con consultas a nivel de ministros de Defensa de Rusia y los 27 del bloque coincide con los primeros en la historia ejercicios conjuntos de Rusia y la OTAN contra el terrorismo aéreo.

Se trata de las maniobras  "Vigilant Skies 2011", del 6 al 10 de junio en los territorios de Rusia, Polonia, países del Báltico y zona del mar Negro en el marco de la Iniciativa para la Cooperación en el Espacio Aéreo del Consejo Rusia-OTAN.

Los pilotos, las unidades de defensa antiaérea y tropas radiotécnicas de la Fuerza Aérea de Rusia, Turquía y Noruega participan en el similacro para prevenir ataques terroristas similares al S-11 o que los pilotos extranjeros aterricen en la Plaza Roja, , cerca del Kremlin, como hizo el alemán Mathias Rust en 1987 al mostrar al mundo la ineficacia de la Defensa antiaérea soviético.

Rusia y la OTAN por primera vez integran sus sistemas de sistemas de vigilancia aérea y control aerotransportado, etc. Es un paso hacia adelante pero desgraciadamente en otros ámbitos se observa la falta de comprensión mutua entre Rusia y la OTAN.

Los militares rusos ya propusieron a sus colegas estadounidenses numerosas posibilidades de resolver el problema de defensa antimisil, desde la construcción de un sistema conjunto en Azerbaiyán, con el consentimiento de Bakú, hasta la discusión de detalles del futuro escudo antimisil desplegado en Rumania, Bulgaria, Polonia, Turquía u otro país.

Últimamente Moscú propuso firmar un tratado que establezca de forma vinculante que la OTAN nunca puede emplear su sistema de defensa antimisil para socavar el potencial nuclear de Rusia.

El viceministro ruso de Defensa, Anatoli Antónov, declaró recientemente que Moscú no tiene nada en contra del despliegue de los elementos del escudo antimisiles, pero se debe concretar restricciones en materia de la velocidad, número y emplazamiento.

Una unidad que tiene en sus arsenales 200 ó 300 misiles antibalísticos no es lo mismo que un sistema de defensa con mil misiles.

Durante la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa en 2010, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, propuso una responsabilidad sectorial en materia de seguridad antimisiles.

La OTAN destruirá misiles en direcciones Sur y Oeste mientras que Rusia controle la frontera oriental de Europa.

La OTAN no ha dado todavía una respuesta oficial.

Todo depende de EEUU

Es evidente que se debe esperar la respuesta final de EEUU, promotor de la iniciativa de crear un nuevo sistema de defensa antimisil en Europa que se originó durante la presidencia de George W Bush y fue modificada por la administración de Barack Obama.

Entretanto, Washington exhorta a Moscú confiar en que este escudo antimisil no está destinado a luchar contra Rusia. Además, EEUU no considera necesario dar garantías jurídicas a Rusia en materia de defensa antimisiles.

Los militares rusos están preocupados por todo esto, ya que no es un comportamiento tradicional para discutir el equilibrio estratégico de fuerzas.
El problema consiste en que el escudo antimisil no es el foco de atención en la carrera presidencial que arrancó en EEUU. Barack Obama no está interesado en mencionar este tema y aún menos en hacer concesiones a Rusia para dar otro motivo a los republicanos a criticarle por haber relegado a un segundo plano los intereses estadounidenses y europeos.

Obama y Medvédev no lograron llegar a un acuerdo respecto a la defensa antimisil en la reciente cumbre del G-8 en Deauville. Hoy en día, es difícil pronosticar qué ocurrirá el año siguiente, espcialmente después de la pasada reunión de los ministros de Defensa en Bruselas. Quizás no se producirá ningún progreso.

Es poco probable que tengan lugar cambios drásticos en la antesala de las elecciones. Tampoco está claro quién continuará el diálogo, ya que ni Obama ni Medvédev no pueden garantizar que serán reelegidos.

Y si llega al poder un candidato del partido Republicano, que tiene su visión del futuro sistema de defensa antimisil, a Rusia le será aún más difícil encontrar una fórmula de compromiso.

Cuando Moscú y Washington abordan el tema de defensa antimisil en Europa el “botón de reinicio” empieza a funcionar mal. La situación en general es lejos de ser estable. Por otro lado, sería inoportuno afirmar que no hay ninguna cooperación entre Rusia y la OTAN.

Estamos ejercitando conjuntamente en la prevención de la amenaza terrorista en el espacio aéreo y intensificamos la cooperación en Afganistán. Pero en materia de la defensa antimisil hay un vacío.

Resultados potenciales del nuevo encuentro

No vale la pena dramatizar la situación. Hoy por hoy, estamos lejos del sistema de defensa antimisil en Europa y aún más lejos de las amenazas reales a Europa digamos por parte de Irán o Corea del Norte que sirven de justificación principal para la creación del escudo antimisil en el Viejo Mundo.

Durante su visita a Moscú en otoño del año pasado, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declaró que todavía es prematuro discutir un sistema de defensa antimisiles conjunto entre Rusia y OTAN y que es posible que dentro de unos 30 ó 40 años se desarrolle un sistema que ni siquiera podemos imaginar.

Pero tales declaraciones no pueden y no deben tranquilizar a Rusia. La OTAN ya incumplió sus promesas de no ampliarse a los países de Europa del Este, hacia las fronteras con la ex URSS. Es extraño que Rusia haya confiado en garantías expresadas verbalmente, pero dejémoslo para el cargo de conciencia de los que tomaron las decisiones a finales de los 1980.

Corren rumores que el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitri Rogozin, recibió instrucciones claras del presidente Medvédev para la reunión del Consejo Rusia-OTAN.

Y juzgar por los resultados, o mejor la carencia de ellos,  Rusia defenderá sin ceder un paso los asuntos relacionados con su seguridad y la estabilidad nuclear estratégica.

Recordemos que el Consejo Rusia-OTAN empezó a funcionar en 2002 como un foro para las consultas en matera de la seguridad y como la base para desarrollar la cooperación, nada más.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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