La Clínica del Cooperador, pequeña aunque bien equipada para los estándares bolivianos, fue intervenida el 21 de julio por el Gobierno, que sumó el acto a su larga campaña de desprestigio del pasado ciclo de Evo Morales, derrocado en noviembre de 2019, y de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
"He instruido que la clínica de lujo que antes usaba la élite del MAS, ahora sea utilizada para atender a los médicos, enfermeras y personal sanitario que se contagia de COVID-19 en la lucha contra la pandemia", escribió la presidenta transitoria Jeanine Áñez en su cuenta de Twitter, horas después de la toma del local.
Cerrada desde la expulsión de la misión médica cubana tras el golpe de Estado de noviembre pasado, la también llamada Clínica de los Hermanos Cubanos era el último símbolo visible de la intensa cooperación de Cuba con Bolivia durante los casi 14 años de mandato de Morales.
Denunció que la clínica estaba dotada de "altísima tecnología", como tomógrafo y unidades de terapia intensiva, y tenía "lujos" como gimnasio y sauna, aunque evitó mencionar que se trataba de una inversión mayoritariamente cubana, en colaboración con el Gobierno de Morales.
Evo, alguna vez
La clínica, según pasadas explicaciones de La Paz y La Habana, fue montada para atender principalmente a médicos, pedagogos, diplomáticos y otros ciudadanos cubanos que llegaron por millares a Bolivia durante el mandato de Morales.
Algunas autoridades, sindicalistas y ciudadanos comunes referidos desde otros centros atendidos por los cubanos llegaron también a la Clínica del Cooperador, donde los servicios eran gratuitos, dijo a Sputnik un médico local, que pidió el anonimato.
Indicó que, al no formar parte de la red pública de hospitales, la clínica cubana pasaba casi desapercibida para el público en general, "pero no era una actividad secreta, sino destinada principalmente a los mismos cubanos, de la cual se beneficiaban también otras personas, eventualmente".
Amplía cooperación
La toma de la clínica sellaba el cierre de una estrecha relación, asentada en afinidades políticas, entre los gobiernos de Cuba y la pasada administración de Morales, que tuvo en los servicios médicos un campo de acción que benefició principalmente a sectores sociales sin acceso a los seguros médicos regulares.
La Habana rechazó las acusaciones de Áñez y, al recibir en noviembre a los médicos expulsados por La Paz, dio cuenta del alcance de su misión de salud en Bolivia.
"Podemos mostrar con orgullo los resultados de esa cooperación médica", dijo entonces el ministro de Salud de Cuba, José Angel Portal Miranda, citado en un reporte de su oficina, apuntando que en total la isla envió a Bolivia 17.684 profesionales de la salud que atendieron 73 millones de consultas y realizaron 1,5 millones de intervenciones quirúrgicas, todo sin costo para los beneficiarios.
Agregó que los médicos cubanos realizaron también más de medio millón de tratamientos oftalmológicos, en la llamada Operación Milagro, aparte de colaborar en situaciones de emergencia, en particular durante inundaciones de 2006.
Más aun, remarcó, en la Escuela Latinoamericana de Medicina se han graduado 5.184 bolivianos y otros 300 estaba entonces en plenos estudios.
Disputa profesional
Estas cifras parecen no importar al Gobierno transitorio boliviano, que sólo ha tenido palabras de desaprobación a la misión médica cubana, aparentemente influenciado por profesionales locales.
Su viceministro, Erwin Viruez, llegó al Gobierno tras encabezar, como presidente del mismo colegio, largas huelgas contra un ambicioso plan de construcción de hospitales y el Sistema Universal de Salud impulsados por Morales.
El ministro de Gobierno ha anunciado que la Clínica del Cooperador reanudará su atención, con personal exclusivamente boliviano, en unos diez días, previéndose que tenga una capacidad de hasta 40 camas, el doble de su capacidad anterior.