Recientemente, el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador expresó que su par argentino, Alberto Fernández, le había solicitado ayuda para intervenir en las negociaciones de la deuda de Argentina ante el presidente de Black Rock, Larry Fink.
"Me habló el presidente de Argentina, Alberto Fernández, que sabía que yo tenía buena relación con Larry Fink, que ellos estaban buscando una negociación de su deuda y que ya tenían un dictamen de cuánto podrían reconocer de la deuda y que él quería cumplir, que no quería firmar nada y luego que se incumpliera con las obligaciones, que se aceptara la propuesta de ellos", dijo López Obrador en la conferencia matutina del 12 de junio.
Dicha situación se dio luego de que el Gobierno argentino expusiera sus intenciones de renegociar su deuda de 324.000 millones de dólares ante los acreedores privados. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el valor de la deuda representa casi el 90% del Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina.
En este contexto, la injerencia del Gobierno de México en la negociación ante el presidente de Black Rock radica únicamente en intervenir de forma diplomática.
Las relaciones de México-Argentina, más allá de Larry Fink
La importancia de afianzar la relación político-económica entre México y Argentina está en establecer un contrapeso a las políticas dictadas por el Gobierno de Estados Unidos, lo cual puede incluso reconfigurar el papel de América Latina en relación al resto del mundo.
Para Atilio Borón, doctor en ciencia política por la Universidad de Harvard y profesor de la Universidad de Buenos Aires, la intervención de López Obrador ante el presidente de Black Rock corresponde a un acto de "solidaridad latinoamericana".
"Me parece que es otro gesto que habla muy bien de la famosa hermandad de los países de América Latina, que tiene que ser algo más que un eslogan, una retórica y traducirse a políticas concretas", dijo en conversación con Sputnik.
En tanto que, para Nayar López este acercamiento entre ambos presidentes —López Obrador y Fernández— responde a una suerte de intenciones geopolíticas en la región que van orientadas a instaurar ejes de política regional en función de los intereses particulares de sus naciones.
"En una lógica geopolítica, ambos gobiernos comparten una política exterior común, una política económica interna relativamente similar. Son gobiernos moderados de frentes de izquierda. (…) En ese acercamiento que han tenido han compartido diferentes posturas en términos regionales, por ejemplo, apoyando a la excanciller ecuatoriana [María Fernanda Espinosa] para que pudiera estar al frente de la OEA [Organización de Estados Americanos], lo cual no prosperó porque Estados Unidos operó para que [Luis] Almagro fuera ratificado", señaló.
Por lo tanto, el apoyo mutuo entre ambos países no está orientado a conformar un bloque progresista —disidente de las políticas estadounidenses—, sino a dirigir una política exterior en términos de apoyo entre ambas naciones. Por ejemplo, la postulación de Jesús Seade para dirigir la Organización Mundial del Comercio (OMC), por parte del Gobierno de México, fue ratificada por las autoridades argentinas.
¿Existe la posibilidad de bloque progresista en América Latina?
La llegada de López Obrador a la presidencia de México y de Fernández a la dirección de Argentina podría representar una posibilidad para iniciar un bloque de corte progresista en América Latina. Sin embargo, esto no será posible en la medida en la que ambos mandatarios mantengan una política alineada al Gobierno estadounidense.
En este sentido, López advierte que México guarda una estrecha relación con las líneas marcadas por el Gobierno de Donald Trump a través de lógicas neoliberales como: la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) o la política migratoria en la frontera sur del país.
Por lo tanto, Nayar López señaló que en la medida en la que México continúe bajo una lógica de libre comercio, con énfasis en Estados Unidos, sin mirar al sur de América Latina en aras de una integración económica no será posible pensar en la trascendencia geopolítica de las relaciones entre ambos países.