La batalla contra el coronavirus que ya se propagó por el planeta entero está lejos de su final. Italia, que sigue siendo el país europeo más afectado por la pandemia, ya superó el umbral de los 100.000 casos de contagio.
Desafortunadamente, el número de los decesos no deja de aterrorizar, tratándose cada día de centenares de casos. Al mismo tiempo, el 30 de marzo fueron dados de alta 1.590 pacientes, una cifra récord.
Una vida centenaria entre dos pandemias
Desde el inicio de la pandemia, se recuperaron 14.620 personas. Algunos de estos casos felices son asombrosos.
El pasado 26 de marzo los medios italianos informaron de un paciente de 101 años que fue dado de alta en la ciudad de Rimini. Había contraído el virus una semana antes, pero logró vencer el morbo.
Hablando del caso del señor P., que nació en 1919, en medio de la pandemia de gripe española, la alcaldesa de la ciudad adriática, Gloria Lisi, dijo que se trata de "una esperanza para el futuro de todos nosotros en el cuerpo de una persona de más de cien años, cuando las crónicas tristes de estas semanas cada día hablan mecánicamente de un virus que afecta en primer lugar a los ancianos".
La señora Grondona dejó boquiabiertos incluso a los médicos que la curaron y ahora quieren estudiar detalladamente su caso. El médico Raffaele De Palma contó al portal Adnkronos que "Lina llegó al hospital con síntomas respiratorios, dio positivo en la prueba, pero casi no necesitó tratamientos especiales, ni fue entubada. La mayor parte del trabajo lo hizo su sistema inmunitario".
Según De Palma, una de las posibles explicaciones de este caso extraordinario consiste en el hecho de que en más de 100 años de vida Lina "se enfrentó con tantos virus que hoy su sistema inmunitario está mejor preparado para combatir el COVID-19". Apenas sea posible, el doctor pedirá ayuda a su expaciente y, "si no me pega, también un poco de su sangre".
Solidaridad contra el virus
Además de historias de recuperación casi milagrosas, estos días los italianos dan prueba de una gran humanidad, cuidando de los que se encontraron en condiciones desesperadas. En Milán los ciudadanos dejan en las calles comida para las personas sin hogar. Otros echan una mano a los niños a los que el COVID-19 separó de los padres.
En la ciudad meridional de Bari una muchacha de 16 años y un chico de 14 quedaron aislados en casa, después de que sus padres fueran hospitalizados. Los jóvenes están rodeados de cuidados de los familiares, amigos, operadores de servicios sociales y carabineros, colegas de su padre.
La pandemia parece sembrar sólo la muerte y la desolación. Pero, como a menudo ocurre en situaciones críticas, también nos hace testigos de historias asombrosas en las que la gente demuestra sus mejores calidades:
- Humanidad;
- Solidaridad;
- Amor al prójimo.