La implacable lucha por el trono histórico del tenis mundial, que tiene en el suizo Federer, el español Nadal y el serbio Djokovic, a los grandes protagonistas, sufre un parón en el justo momento en que el trono del helvético corría más peligro, no solo por sus 38 años de edad, sino por una lesión que amenazaba con separarlo para siempre de la gran competición.
Ambos, sin embargo, sentían el aliento del serbio, imponente desde atrás con 17 'grandes' en su palmarés y la posibilidad de más años en el circuito.
Llegó el coronavirus
Poco después del Abierto de Australia, en el cual Djokovic descontó un paso, y justo después de comenzar la temporada en arcilla, se destapó con más fuerza la epidemia que comenzó por China y lo detuvo todo. Llegó entonces la hora de embolsar las raquetas y esperar por la posibilidad de reajuste a un calendario, algo que cada vez se torna más complicado.
Eso sí, los organizadores de Roland Garros, el torneo fetiche de Nadal, pospusieron la lid para octubre, una fecha más real que la asumida por algunos de esos soñadores de otros deportes.
'Nole' hace lo mismo en Belgrado, consciente de que necesitará mucho de este año si pretende sobrepasar a sus rivales desde hace más de una década, sobre todo porque una hornada de pretenciosos jóvenes acecha y amenaza con comerse un futuro que para los veteranos ilustres parece gris.
Al final de cuentas, aunque parezca que nacieron para jugar siempre, sus carreras fenecen a pasos agigantados ante el avance implacable del tiempo, y también del coronavirus.
Cristiano y el Balón de Oro
Cristiano Ronaldo dejó el Real Madrid en el verano de 2018. Salió en busca de nuevos retos y ambiciones, pero estaba claro que llevar adelante su papel de líder en el Santiago Bernabéu se le hacía cada vez más complicado.
Escogió la Juventus de Turín, seguro de que ganaría el Calcio, la Copa de Italia, que sería el 'capo cannonieri', y que con un golpe de suerte podría llevar a la 'Vecchia Signora' a un título de Champions. Era todo lo que necesitaba para inscribir su nombre por encima de cualquier otro futbolista de la historia.
Cristiano arrancó mal la presente temporada, pero cuando las autoridades deportivas decidieron parar el fútbol, ya iba embalado. Sumaba a gol por partido y amenazaba con un año grande que le representara su sexto Balón de Oro, la posibilidad de alcanzar a Messi y seguir soñando. Pero ahora todo está en Stand bay y el ambicioso Cristiano tendrá que esperar, cualquiera sabe hasta cuándo.
El Barcelona y la Champions
En Barcelona saben que si quieren ganar una Champions, al menos en los próximos años, tiene que ser con la ayuda de Messi, el argentino que ha reescrito la historia del club y que ha llenado de trofeos las vitrinas del Camp Nou, aunque no siempre ha logrado salirse con la suyas.
En los últimos años Messi y compañía se obsesionaron con 'La Orejona', como llaman al trofeo de la Liga de Campeones, pero una vez por una cosa y otra vez por otra, no pudieron ganarla. Mientras, el Real Madrid se alzó con cuatro en cinco años, tres de ellas consecutivas. Todo eso causó escozor entre los seguidores del club catalán.
Tenía un paso adelantado: había derrotado al Nápoles italiano en la ida de los octavos de final, pero ahora nadie sabe cómo terminará la presente edición de los torneos europeos, ni cuándo. Y Messi, encima, envejece y resulta menos determinante. Esperar un año más puede ser demasiado costoso.
El sueño olímpico de algunos
El aplazamiento de los Juegos olímpicos para el verano del año próximo puede ser una estocada mortal a las esperanzas de muchos deportistas. A ese nivel —el olímpico— muchos entrenadores y atletas planifican los picos de forma física para momentos puntuales de sus vidas y un cambio puede alterarlo todo, incluso la parte mental, que es muchas veces tan importante como la física.
Un deportista, sin embargo, me viene a la memoria: el luchador de greco cubano Mijaín López, un gigante que paseó su fuerza y su destreza por los colchones de las últimas tres citas estivales y llegaba a Tokio aún como el gran favorito.
López no solo soñaba con ser el primer luchador con cuatro coronas en la máxima división de la lucha, sino con convertirse en la mayor leyenda de un país en el que hubo otros virtuosos olímpicos como los boxeadores Teófilo Stevenson y Félix Savón, o el mediofondista Alberto Juantorena.
De cualquier manera, solo son historias del deporte, un mundo que ha sido golpeado por el coronavirus, aunque no tanto como ha ocurrido con las familias en la mayoría de los países del mundo, por lo tanto toca ser optimista y pensar más en salir adelante que en glorias y títulos olímpicos.