Sobre este y otos temas, conversó Julio en exclusiva con Sputnik.
El reportaje, premiado en la categoría de periodismo ambiental, 'Las aguas muertas del Havana Club', (sobre la contaminación que provoca la mayor destilería de Cuba), fue publicado en el medio Periodismo de Barrio (PB), que desde su creación en 2015 es uno de los que viene pisando fuerte cuando se trata de investigar y abordar temas sociales.
"Los llamados medios alternativos han venido a transformar el espacio de lo que era el periodismo tradicional en Cuba. Han sido un toque de frescura, de acercamiento a la realidad, ya que tienen más que ver con la agenda pública cubana", asegura Batista, quien además de en PB, ha trabajado en varios medios gubernamentales y colabora con otros alternativos.
"Estos medios han empezado a ocupar ese espacio más cercano a la gente, hemos ido ganando en credibilidad ", reflexiona.
"Creo que no es por falta de talento, hay excelentes profesionales, pero esos medios oficiales están más subordinados a la agenda política cubana y olvidan a veces la agenda pública. Por otro lado, la competencia con los medios alternativos ha promovido ya un cambio en los oficiales, que intentan acercarse más a la realidad".
Otros problemas los comparten con los periodistas de medios oficiales. "Cuba no tiene un marco legal para el ejercicio de la profesión y las leyes a veces propician el ocultamiento de información. Cuando usted le da a un director de empresa la autoridad de clasificar él mismo la información que genera su empresa, le está poniendo en las manos la posibilidad de encubrir sus errores y está limitando la capacidad ciudadana para fiscalizar lo mal hecho", asegura.
Es ahí donde el periodista debe jugar un rol principal, considera Batista. "El periodismo de investigación tiene la misión de explicarle a la sociedad lo que está pasando y puede ser el punto de inflexión para que tome conciencia de sus problemas".
Pero a pesar de los sensibles temas que abordan y de su propio nombre, no es fácil llegar al barrio para un medio digital, en un país con muy bajos índices de penetración de internet. ¿Cómo enfrentan el reto de conseguir que los lean donde más falta hace?
"Es complicado medir el impacto dentro de Cuba, no hay posibilidades de hacer estudios precisos de audiencia, a veces trabajamos en barrios muy alejados, donde no hay ni teléfono prácticamente. Pero tan importante como contar esas historias es que puedan ayudar a cambiar la situación", relata.
Y como otros medios alternativos, PB está en el 'paquete semanal', a través del cual pueden llegar potencialmente a millones de usuarios. "Nuestros contenidos corren también de mano en mano, como ocurrió durante mucho tiempo en Cuba, en una peculiar red de intercambio de información", afirma Batista.
Pero el joven periodista aspira a más. "Quisiera que el periodismo cubano evolucionara hacia un escenario más plural, que los medios alternativos tuvieran las mismas responsabilidades sociales y las mismas posibilidades legales del resto, que las autoridades reconozcan que existimos, que estamos y trabajamos en Cuba y que nos interesa mejorar y contar el mismo país que a ellos", concluye.