Experto opina que la vigilancia cibernética es útil para EEUU

© Foto : ronaldkessler.comRonald Kessler
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Ronald Kessler habla de su visión del escándalo de espionaje que tiene como protagonista a Edward Snowden y, en general, sobre los programas de espionaje global.

Ronald Kessler habla de su visión del escándalo de espionaje que tiene como protagonista a Edward Snowden y, en general, sobre los programas de espionaje global.

Kessler, exreportero del Washington Post, es autor de 19 libros sobre los servicios secretos de EEUU y la política estadounidense.

El Congreso de los EEUU ha rechazado las propuestas para limitar la recogida de datos por parte de los servicios de inteligencia.

A pesar de la primera ola de indignación que provocaron las revelaciones del excolaborador de la CIA Edward Snowden sobre la captación masiva de datos en formato electrónico, muchos en la sociedad estadounidense comparten la posición de la Administración de Obama, en el sentido de que son programas útiles y que ayudan en la lucha contra el terrorismo. Entre ellos está Ronald Kessler, exreportero del periódico Washington Post premiado en numerosas ocasiones por sus investigaciones.

Kessler es, además, autor de 19 libros sobre los servicios de inteligencia y sobre la política en EEUU. Cinco de esos libros han estado en la lista de los más vendidos en Estados Unidos, elaborada por el New York Times. Entre sus libros hay título como éstos: “Estación Moscú: cómo el KGB logró introducirse en la embajada norteamericana”, “Huida de la CIA”, “Dentro de la CIA”, “FBI: dentro de la agencia de seguridad más importante del mundo”, “El Buró: la historia secreta del FBI”, “Buscando a los terroristas: la lucha desesperada por detener el próximo atentado”, “En el servicio secreto del presidente”, “Los secretos del FBI”. Sobre su visión del escándalo de espionaje que tiene como protagonista a Edward Snowden y, en general, sobre los programas de espionaje masivo de los servicios secretos, Kessler habla a RIA Novosti.

-¿Qué posibilidades tienen los servicios de inteligencia de Rusia y de EEUU de resolver el escándalo de Edward Snowden? Hasta ahora desde luego Rusia nunca ha aceptado las peticiones de extradición de nadie que haya sido acusado de espionaje en EEUU.

-Nunca ha ocurrido. Sería raro que Rusia aceptara algo así porque está claro que existen espías reclutados por los servicios de inteligencia rusos. De modo que es raro que se permita un precedente así: aceptar la extradición de alguien que podría serles útil. Pero hay otras maneras más sutiles que los países pueden emplear para llegar a una colaboración sin que haya un acuerdo formal de extradición.

-¿Hasta qué punto las revelaciones de Snowden han sido perniciosas para los servicios de inteligencia estadounidense? ¿De verdad son capaces de ocasionar un daño irreparable a la lucha de EEUU contra el terrorismo, como ha dicho recientemente el jefe de los servicios de inteligencia de este país?

-Sin duda, ha causado daño, porque hay terroristas cuyas comunicaciones sólo es posible interceptar de ese modo. Ahora los terroristas usarán otros métodos.

-¿Qué harán ahora los terroristas para evitar la vigilancia?

-Utilizarán correos humanos, recurriendo menos a las redes de mensajería electrónicas. En su momento, el teléfono móvil permitió localizar a Bin Laden y ello a pesar de que su gente era muy precavida y nunca encendían teléfonos móviles cerca de su paradero. Y, sin embargo, la Agencia de Seguridad Nacional, gracias a eso, logró averiguar dónde se hallaba Bin Laden.

- En los últimos años de vida, Bin Laden prácticamente era incapaz de mantenerse operativo debido a esa vigilancia. Sabía que vigilaban sus pasos, evitaba las comunicaciones y, por eso, no podía dirigir con eficacia Al Qaeda.

-Es cierto.

-Y si ahora los terroristas saben que se les vigila, ¿es posible que eso mismo les disuada?

-Es posible.

-¿Hasta qué punto estos programas son eficaces? Por ejemplo, el FBI estaba al tanto, gracias a la información proporcionada por sus colegas rusos, de las actividades de Tamerlán Tsarnaev, el terrorista de Boston. Aunque los servicios de inteligencia no pudieron impedir el atentado.

- Aparte de éste, no ha habido ningún atentado desde el 11 de septiembre de 2001, y creo que es gracias a estos y otros programas similares.
Los medios de comunicación publicaron mucha desinformación. Pero si echáramos un ojo a cómo funcionan, entenderíamos fácilmente porque son eficaces.

Por lo que se refiere a Tsarnaev, la cuestión es por qué el FBI no pudo continuar su investigación contra esta persona que, en principio, no tenía nada que indicara que estaba a punto de cometer un atentado terrorista. En aquel momento, únicamente escribía sobre sus intenciones terroristas en páginas web. Los sistemas del FBI valoraban estos hechos simplemente como un ejercicio de la libertad de expresión. En EEUU decenas de miles de personas simpatizan con Al Qaeda y pueden expresar esa simpatía. Después resultó que Tsarnaev había viajado a Rusia y empezó a publicar posts sobre ese tipo de cosas. En aquel momento quizá ni él mismo sabía lo que se disponía a hacer ni que acabaría perpetrando atentados terroristas.

-Por eso era difícil haberlo previsto…

-Por eso se creó una visión errónea sobre la actividad del FBI.

-En su opinión, ¿hasta qué punto están justificados los miedos de que esos programas estén siendo utilizados contra cualquier gobierno y cualquier individuo?

-Todo este debate sobre la intromisión en la vida privada está muy tergiversado. Las compañías telefónicas, por regla general, destruyen los datos de llamadas telefónicas, pasados unos meses. La Agencia de Seguridad Nacional conserva las copias de esos datos y si, por ejemplo, sus agentes se incautan del móvil de un terrorista en el extranjero, miran el número y verifican si ha realizado alguna llamada a EEUU. Luego, ya pueden rastrear esas llamadas en sus sistemas. Pero siguen sin poder averiguar sin el permiso de un juez quién es el interlocutor que vive en EEUU. De modo que no se puede hablar aquí de la vulneración de la privacidad.

La otra parte de estos programas tiene que ver con la vigilancia de las comunicaciones electrónicas fuera de las fronteras estadounidenses. Es una cosa que, en realidad, siempre ha hecho la Agencia de Seguridad Nacional. Y está proyectada al extranjero, no hacia los ciudadanos del país.

-Algunas voces, incluso en el Congreso, afirman que se está procediendo a la recopilación masiva de información, a la creación de enormes bases de datos. ¿Es posible hacer búsquedas en ellas? Snowden, por ejemplo, afirma que podía conseguir información sobre cualquier persona y poner a cualquiera bajo vigilancia.

-No es verdad. El único modo que tiene el FBI de realizar escuchas telefónicas es por consentimiento del Departamento de Justicia y con una orden judicial. Sólo después pueden actuar la Agencia de Seguridad Nacional y el FBI. De modo que en este punto, desde luego, Snowden miente. Es simplemente ridículo pensar que pudiera escuchar las conversaciones de quien se le antojase. A los políticos les gusta rasgarse las vestiduras y apelar a sus electores, pero lo cierto es que fueron ellos mismos los que aprobaron esos programas en el Congreso. Y el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera les ha dado el visto bueno. Así que no pronostico cambios algunos en este terreno.

-Es decir, ¿la Agencia de Seguridad Nacional o cualquier otra agencia de inteligencia afrontaría dificultades para proceder a la escucha de las conversaciones telefónicas de una persona concreta, incluso cuando está claro a quién pertenece el número?

-La Agencia de Seguridad Nacional tendría que acudir al FBI. Y el FBI, a su vez, tiene que pedir el visto bueno de la Secretaría de Justicia y después recibir una orden judicial para realizar las escuchas. Es necesaria una orden judicial incluso para identificar quién es la persona a la que se pretende intervenir las conversaciones.

-Los responsables de las agencias de inteligencia han tenido que revelar ciertos detalles de estos programas, aunque su descripción ha sido en términos muy generales. ¿Piensa que la presión de ciertas organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) podría hacer que den más detalles apelando a la Ley de libertad de información?

-La Ley de libertad de información es de poca ayuda en este caso, porque ese acto normativo incluye excepciones para la información clasificada y todos los datos de los que estamos hablando lo son. Hay gente de izquierdas y de ultraderecha que desconfía de estos programas. Y han intentado vulnerarlos también antes, pero sin éxito. Desde el S-11, no ha habido ningún caso de uso indebido, abuso de poder, ilegalidades, utilización de esos programas con fines políticos, como ocurría con Edgar Hoover cuando era director del FBI. Hay mucho de mitológico en torno a estos programas. Pero los que los quieren suprimir, no se dan cuenta de que están poniendo en riesgo nuestras vidas, ya que gracias a ellos podemos evitar los ataques terroristas.

- Hable de los métodos del FBI en el siglo XXI. El periódico USA Today informaba recientemente de que el FBI pone cada vez mayor énfasis en la prevención del crimen, incluso durante la investigación del mismo; la agencia antidrogas, por su parte, cada vez más recurre a provocaciones para detener a los presuntos delincuentes.

-No veo aquí grandes cambios con la situación anterior. Sigue todo bien.

-Se ha manifestado también preocupación por la posibilidad de que el FBI emplee aviones no tripulados dentro de EEUU.

-El director del FBI, Robert Mueller, ya ha explicado en sus comparecencias ante el Congreso que la entidad a su cargo usó al menos tres veces aviones no tripulados. No hay gran diferencia con los helicópteros, aviones u otros medios de vigilancia. Y no hay nada que indique que puedan estar siendo mal utilizados.

-¿Cree que hay un buen equilibrio en EEUU entre las libertades y las necesidades de seguridad?

-Creo que la política actual es acertada. Estos programas han demostrado su utilidad, sirven para proteger nuestra seguridad y no hay ninguna prueba de que se utilicen mal. Muchos miembros del Congreso y de sus comités, inspectores generales, el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, el Presidente, etc. han participado en la aprobación de esos programas. Y es bastante desagradable que Snowden haya decidido sacar a la palestra cosas que, en realidad, forman parte de los éxitos de nuestro país. Después del S-11, estas agencias mejoraron sus métodos de trabajo e introdujeron mejores tecnologías para prevenir los ataques terroristas.

-En resumen, ¿habría que mantener estos programas?

-Sí.

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