Chávez es símbolo de nuevos tiempos para América Latina

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Los políticos dejan huella en la historia de dos maneras: pueden destacar por acciones buenas o malas o marcar toda una época. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pertenece a la segunda categoría.

Los políticos dejan huella en la historia de dos maneras: pueden destacar por acciones buenas o malas o marcar toda una época. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pertenece a la segunda categoría.

Es poco probable que su ‘socialismo bolivariano’ sobreviva a su autor. Mucho dependía de la destacada personalidad del propio mandatario venezolano. Gracias a su carisma y temperamento, el Estado venezolano - que pese a sus grandes reservas de petróleo estaba relegado a un segundo plano de la política global- se convirtió en un actor importante en la arena internacional.

Tras la muerte de Chávez Venezuela volverá a ocupar su puesto modesto en el mundo. Eso en caso de no caer en una guerra civil, cuyas consecuencias producirían cambios drásticos en la coyuntura del mercado petrolero.

La intuición de Chávez

Es curioso que Chávez, acusado de autoritarismo, haya simbolizado el proceso de democratización que se llevó a cabo a nivel global. Hace 20 años, Chávez esperaba llegar al poder, al protagonizar un golpe de Estado, pero fracasó en su intento y sacó conclusiones adecuadas.

El teniente coronel paracaidista Hugo Chávez percibió lo que muchos líderes, por ejemplo, los presidentes de los países de Oriente Próximo nunca entendieron: la época de las dictaduras llegaba a su fin, este régimen pasó de moda. Las masas populares, con sus intereses contradictorios, empezaron a desempeñar un papel importante en la arena internacional.

El mandatario venezolano demostró que en los países con graves problemas sociales, como Venezuela con su estratificación tradicional de ricos y pobres, la aplicación de métodos democráticos y la atención a la voluntad de la mayoría de la población pueden ser mucho más eficaces que cualquier complot.

La extravagante conducta en la ONU

Hugo Chávez estuvo también en la vanguardia de otro proceso democrático: los países abogaron por la igualdad de derechos y la eliminación de la jerarquía global. El fin del sistema mundial bipolar provocó un crecimiento de las discrepancias en la arena internacional, lo que redujo considerablemente la capacidad de las principales potencias mundiales de imponer su voluntad.

El Consejo de Seguridad de la ONU no es proclive a experimentar cambios. Sus miembros permanentes (Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña y Rusia) no están dispuestos a compartir sus privilegios voluntariamente.

Y la Asamblea General de Naciones Unidas alza su voz. Los líderes más destacados, que representan los intereses de la mayoría global descontenta con la desigualdad de derechos pronuncian discursos cada vez más convincentes y altisonantes.

Cuando Chávez intervino desde la tribuna de la ONU se portó como un payaso, pero su comportamiento reflejaba, en realidad, los sentimientos de muchos Estados.

Alternativa de Chávez

El auge del ‘socialismo bolivariano’ se debía entre otras cosas al vacío ideológico en la izquierda, resultante del fracaso de la idea del comunismo soviético.

Se puso en evidencia que la doctrina única liberal había fracasado. La ausencia de un equilibrio ideológico conlleva un desarrollo inestable y desacredita al fin y al cabo la ideología triunfante.

La crisis de 2008 puso en duda que los postulados del libre mercado sean indiscutibles. La creciente tendencia global a encontrar una alternativa contribuyó al éxito de Chávez, aunque muchos venezolanos consideraban que la puesta de relieve de los logros del ‘nuevo socialismo’ era gracias a la propaganda.

Política regional

La presidencia de Chávez coincidió con un período en el que EEUU empezó a perder su hegemonía mundial. El presidente venezolano hizo un viraje hacia izquierda en la política regional. Chávez no quiso cumplir las recomendaciones o exigencias de Washington, en parte porque apoyaba a los dictadores, en parte porque las reformas neoliberales en las que insistía EEUU empezaron a irritar a la población.

Al sentirse temporalmente como un imperio global, EEUU no prestó la debida atención a los países de América Latina, que en la década de los 2000 cambiaron su rumbo.

Chávez, con su retórica antiestadounidense y contraria al imperialismo, contribuyó a la elección de nuevos líderes de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y obligó a los demás, más moderados, a tener en cuenta esta tendencia. Incluso un posible regreso de la derecha en Venezuela no significaría que todo pueda ser de nuevo como antes. Las masas experimentaron una emancipación durante el gobierno de Chávez. Ningún político podrá dar la espalda al electorado en un futuro.

La vida sin el comandante

Hugo Chávez fue un héroe de una época muy extraña. Se trata del período en el que había dogmas ideológicos ni reglas del juego, cuando los más débiles podrían ser más fuertes que las grandes potencias, pero al alcanzar el apogeo, podían caer al fondo rápidamente.

Si Hugo Chávez hubiera llegado al poder hace unos 50 años, habría podido contar con respaldo por parte de la URSS. Rusia no estaba dispuesta a apoyar al mandatario venezolano, porque éste actuaba de manera independiente.

Las ambiciones de Chávez, que en el mejor período de su gobierno trató de reconstruirlo todo (igual que hizo el líder libio Muamar Gadafi) sin pararse ante la intervención en los asuntos internos de otros países, distraían energía y recursos para el desarrollo de la propia Venezuela.

Durante los casi 15 años del gobierno de Chávez, que evidentemente afectaron a la flexibilidad del presidente venezolano, se borró la línea divisoria entre el atrevimiento político y el despotismo.

Chávez no dejó sucesores medianamente fiables, y el pánico de sus partidarios es explicable. No están seguros de que logren mantener las riendas del poder sin su comandante. Apenas tuvo tiempo para traspasar debidamente el poder, pero es posible que el mandatario de Venezuela no lo quisiese así. Estaba ansioso por vivir y gobernar el país, pero no hay milagros en la medicina ni en la política.

*Fiodor Lukiánov, es director de la revista Rusia en la política global, una prestigiosa publicación rusa que difunde opiniones de expertos sobre la política exterior de Rusia y el desarrollo global. Es autor de comentarios sobre temas internacionales de actualidad y colabora con varios medios noticiosos de Estados Unidos, Europa y China. Es miembro del Consejo de Política Exterior y Defensa y del Consejo Presidencial de Derechos Humanos y Sociedad Civil de Rusia. Lukiánov se graduó en la Universidad Estatal de Moscú.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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