La cápsula Dragon se acopla a la ISS

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La compañía privada de EEUU, SpaceX, celebra otro hito alcanzado durante su corta existencia.

La compañía privada de EEUU, SpaceX, celebra otro hito alcanzado durante su corta existencia.

La nave espacial Dragon, diseñada por sus especialistas y lanzada al espacio el pasado 22 de mayo, se acopló con éxito a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).

Un grupo ambicioso de científicos jóvenes encabezado por el millonario estadounidense de origen surafricano, Elon Musk, creador del sistema de pago electrónico PayPal, demostró que se necesitan menos de diez años para desarrollar y poner en marcha un sistema de transporte espacial que incluye el cohete portador y la nave.

Acoplamiento en dos etapas

La Dragon perseguía a la ISS durante dos días. Sus diseñadores ensayaron las capacidades de la nave de volar alrededor de la estación. SpaceX hace todo con gran cuidado. Al inicio, se preveía lanzar la cápsula al espacio dos veces para realizar las pruebas en dos etapas: el vuelo orbital con las maniobras en el espacio lejos de la ISS (COTS Demo Flight 2) y el acoplamiento (COTS Demo Flight 3).

Pero debido a que el lanzamiento fue pospuesto en varias ocasiones, se decidió llevar a cabo ambos ensayos a la vez (COTS Demo Flight 2+). La misión tuvo éxito, aunque hubo varias dificultades.

Según el plan de acoplamiento, Dragon tuvo que acercarse a la ISS a una distancia de 10 metros, después el brazo manipulador Canadarm (o SRMS – Shuttle Remote Manipulator System), de 17 metros de largo, tuvo que atrapar el carguero, acercarlo a la estación y acoplar. La primera fase de este procedimiento preocupaba más que el resto.

El éxito no se logró inmediatamente. La Dragon se enganchó al módulo Harmony de la ISS a las 16.02 GMT, casi dos horas más tarde de lo previsto, a causa de varias pausas no planeadas durante su acercamiento al laboratorio orbital.

Medio de transporte de cargas y astronautas a la ISS

Tras el cese de los vuelos de los transbordadores estadounidenses Shuttle, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) se encontró en una situación complicada. El segmento estadounidense de la ISS continuó funcionando, pero no había medios de transporte de cargas y astronautas a la estación.

Se planeó finalizar el programa de transbordadores espaciales (Space Shuttle, en inglés), aunque esto se llevó a cabo antes de lo previsto. La catástrofe del transbordador Columbia, que estalló durante su regreso a la Tierra al hacer contacto con la atmósfera en 2003, precipitó la retirada de los transbordadores del servicio activo. Esta retirada provocó el desarrollo del nuevo sistema de transporte: el cohete Falcon IX y la cápsula Dragon.

Los aparatos diseñados por SpaceX no tienen nada que ver con los transbordadores Shuttle, grandes aviones orbitales con la aerodinámica de ladrillos volantes.

En general, los diseños de todos los sistemas orbitales multiuso se parecen uno a otro, incluido Dragon. No hay nada excesivo en la construcción de tales aparatos, que representan un -'cubo' firme de aspecto nada atractivo para seis u ocho personas, con una potente pantalla de aislamiento térmico en uno de sus topes que entra en la atmósfera al regresar a la Tierra.

Es como la nave rusa Soyuz, pero es más amplia y carece de módulo de descenso, porque regresa a la Tierra por completo. Dragon puede parecer trivial y feo, pero, en su calidad del medio de transporte regular de cargas y astronautas a la ISS, es seguro y eficaz. Además, un cargamento de apenas 520 kilos a su bordo destinado a la tripulación de la ISS solo es el inicio.

En diciembre de 2008, SpaceX firmó un contrato con la agencia espacial estadounidense para realizar 12 vuelos hacia la Estación Espacial Internacional y transportar en total 20 toneladas de carga.

¡Qué vuelen cien cápsulas Dragon y Cygnus!

La NASA no suele apostar solo por un programa. SpaceX no es la única compañía privada que muestra interés por el negocio espacial. La empresa Orbital Sciences asimismo logró firmar un contrato con la agencia espacial estadounidense para realizar ocho vuelos hacia la Estación Espacial Internacional. Orbital Sciences dispone de su propio cohete portador Antares (anterior Taurus II), equipado con los propulsores diseñados en Rusia NК-33.

Aunque la construcción de la nave Cygnus no se ha finalizado todavía y no se ha efectuado pruebas del cohete, los dirigentes de la empresa prometieron iniciar ensayos en el verano u otoño de 2012.

Formalmente, la NASA no ha abandonado la idea de desarrollar en el marco del programa Constelación la nueva nave espacial estadounidense Orion, todavía en elaboración, que junto con el cohete portador Ares, tuvo que sustituir a los Space Shuttle. Pero el desarrollo del programa avanzaba muy lentamente y al fin y al cabo fue suspendido.

Es posible que la nave Orion sea lanzada al espacio, aunque es más probable que sea utilizada como base para el desarrollo de aparatos más grandes y pesados para los vuelos hacia la Luna, mientras que se firmarían contratos con las empresas privadas para la realización de los vuelos en órbitas circunterrestres de baja altura hacia la ISS.

Esto puede hacerse realidad si la ISS sigue existiendo dentro de unos 10 años. EEUU, que es el inversor principal del proyecto, empezó a manifestar escepticismo respecto a la necesidad del laboratorio orbital internacional.

Segundo aliento

En la historia del desarrollo de SpaceX parece curiosa la orientación del equipo hacia un resultado concreto. Tras el lanzamiento exitoso de Dragon que tuvo lugar el pasado 22 de mayo, los especialistas de la empresa, cuyos nervios habían sufrido mucho, brincaron de alegría aplaudiendo y abrazándose como los niños. Es muy interesante la plantilla: perseverante, seria que no teme nada.

En diciembre de 2010, el primer lanzamiento de prueba del cohete Falcon IX volvió a retrasarse. Conforme pasaba el tiempo, se revelaron nuevos defectos. Entre otras cosas, se detectaron pequeñas grietas en el extremo de la tobera de uno de los propulsores de la segunda etapa del cohete que potencialmente podrían provocar la destrucción de los propulsores en marcha. Es difícil entender por qué estas grietas no habían sido descubiertas durante el proceso de control de la calidad.

Sería lógico desmontar el propulsor y cambiar la tobera, pero esto postergaría el lanzamiento aún más. Los ingenieros de Elon Musk actuaron de manera sorprendente al cortar el extremo de la tobera con las tijeras para metal. Y el cohete fue lanzado con éxito.

¿Qué son? ¿Aventureros? Pero así fue la primera generación de expertos de la industria espacial estadounidense y especialistas de la NASA, incluido el equipo de científicos estadounidenses encabezado por Wernher von Braun, el principal diseñador y constructor del Tercer Reich y proyectista de misiles V-1 y V-2, utilizados por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, que desarrolló hacia las finales de los sesenta el sistema Saturno/Apolo que alcanzó exitosamente a la Luna.

Es evidente que los gerentes están por debajo de esta muestra de entusiasmo y competencia de los científicos jóvenes. Parece poco real recibir algo de los gigantes burocratizados de la industria aeroespacial que adquirieron fama al conseguir los éxitos con los programas Apollo y Space Shuttle

Por ejemplo, el programa Constellation tuvo que realizarse por dos gigantes de la industria aeronáutica de EEUU, Lockheed Martin (diseñador del aparato Orion) y Boeing junto con la anterior subdivisión de Defensa del consorcio Honeywell – Alliant Techsystems (cohetes Ares).

Durante los últimos 30 años, las compañías de Silicon Valley (Valle del Silicio) en California empezaron a simbolizar el ambiente innovador. Todas las empresas privadas con ideas de negocio creativas en el ámbito de tecnologías de información tienen todas las potencialidades para realizar grandes descubrimientos tecnológicos.

En este sentido, la llegada a la industria aeroespacial de gerentes que crecieron en el sector de “nueva economía”, como Elon Musk, es muy importante. Con una buena política de innovación, prefieren no cooperar con grandes corporaciones aeronáuticas y espaciales que existen desde hace décadas, sino aprovechar lo mejor que hay en el capital humano del país.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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