Los submarinos son la principal fuerza operativa de la Armada rusa

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Este año, la Flota Submarina de Rusia celebra su 106º aniversario. Aunque su estado deja mucho que desear, actualmente los submarinos desempeñan un papel muy importante, casi crucial.

Este año, la Flota Submarina de Rusia celebra su 106º aniversario. Aunque su estado deja mucho que desear, actualmente los submarinos desempeñan un papel muy importante, casi crucial.

Rusia sufrió un sustancial descenso tanto en el número de buques como en su capacidad combativa en comparación con la época soviética, aunque la Marina de Guerra de la URSS fue más débil que la estadounidense.

La Flota Submarina heredó de la Unión Soviética muchos problemas. Pero pese que las fuerzas submarinas sufrieron grandes pérdidas tras 1991, lograron mantener un mayor potencial para la recuperación que la Flota de Superficie.

Los submarinos, que por primera vez se incorporaron a los arsenales de la Armada rusa en marzo de 1906, se convirtieron en su componente principal y en el armamento de carácter asimétrico.

'Delfín' y otros sumergibles

Ha pasado mucho tiempo desde marzo de 1906, cuando la Armada rusa completó sus arsenales con los submarinos, de acuerdo con la correspondiente directiva del último Zar ruso Nicolás II.

Pero la Flota rusa del Báltico incorporó el primer sumergible, llamado 'Delfín', aún antes de esto: en 1904. 'Delfín' fue diseñado por Iván Bubnov, uno de los mejores constructores navales rusos que, de hecho, creó la Flota Submarina del Imperio Ruso. Como en aquella época no existían buques de guerra de la clase de “submarino”, Delfín fue calificado como torpedero.

Este sumergible junto con otros buques de este tipo se envió a la ciudad de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso, donde en 1905 cumplieron varias misiones en el mar durante la Guerra Ruso-Japonesa

Así las cosas, los submarinos rusos pudieron participar en los combates antes de entrar oficialmente en los arsenales de la Marina de Guerra. Desde aquel momento, los sumergibles desempeñaron un papel cada vez más importante en Rusia, a pesar de las tentativas esporádicas de empezar a construir los buques de superficie.

El período glorioso para el “servicio silencioso” de los submarinos empezó en la etapa final de la existencia de la URSS, en los años setenta y ochenta.

Una Flota que va contra la corriente

La Armada rusa tenía poca experiencia en el uso de unidades de superficie durante la Segunda Guerra Mundial y sufrió muchos fracasos.

Los raros éxitos logrados por los buques de superficie no pudieron ocultar el hecho que el “servicio silencioso” de los submarinos se parecía más a misiones regulares de la Marina de Guerra que a otra cosa.

En el mar Báltico se llevaban a cabo combates bajo la superficie del mar, mientras que las unidades de superficie que cumplían misiones en el Mar Negro no desarrollaban actividad alguna al ser bombardeadas por la aviación alemana.

Solo en la Flota del Norte los torpederos se dirigían hacia Occidente para facilitar la travesía de caravanas de buques polares. Mientras, las unidades submarinas continuaban cumpliendo sus tareas principales: las misiones en el mar, sesiones de comunicación, intentos de destruir la defensa antisubmarina, regreso, etc.

Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, la situación se deterioró aún más para la Armada de la URSS. No solo las propias Fuerzas Navales de la OTAN superaron a la Armada soviética sino también las capacidades de la Alianza Atlántica en el ámbito de construcción de buques superaron a las de los astilleros rusos, sin contar el inevitable atraso tecnológico.

Serguei Gorshkov, padre de la Armada oceánica de la URSS, almirante de la Marina de Guerra soviética que desempeñó este cargo de 1956 a 1985, apostó por el concepto de las “fuerzas anti-portaaviones”. La principal unidad de ataque de la Armada soviética tuvo que neutralizar a la principal unidad de la marina de Guerra de la OTAN (estadounidense), consistente en portaaviones con buques de apoyo.

Los submarinos ocupaban un puesto especial en la triada de las fuerzas anti-portaaviones, en sus componentes sobre la superficie del mar, bajo la superficie del mar y aéreo. De hecho, los submarinos nucleares del tipo 675, 670 y posteriormente, 949, se convirtieron en la fuerza principal operativa en el mar.

Los buques de superficie que portaban misiles antibuque tenían una menor capacidad combativa que los submarinos, mientras que la aviación naval tampoco mantenía la supremacía en el mar.

A partir de los sesenta, empezó una intensa carrera entre EEUU y la URSS: la Armada rusa competía con la estadounidense en cuanto a capacidades de las Fuerzas Navales Estratégicas nucleares.

Los submarinos nucleares en servicio operativo estaban desplegados en zonas especiales esperando al comando para disparar misiles. Junto a estos estaban los buques del enemigo que debían interceptar estos misiles.

Los duelos en reiteradas ocasiones acabaron con los conflictos. Por ejemplo, el 20 de marzo de 1992, el portamisiles К-407 (proyecto BDRM) se chocó contra el submarino estadounidense Grayling.

En mayo de 1981, el portamisiles К-211, se chocó contra un submarino no identificado. El 11 de febrero de 1992, el buque ruso del proyecto 945 (se cree que fue el submarino К-239) se chocó, al empezar a subir a la superficie contra el submarino espía de EEUU Baton Rouge.

Incapaz de competir con las fuerzas de superficie de EEUU, la Armada soviética se sumergió paulatinamente en el agua.

Aunque los cruceros portamisiles y grandes buques dotados de misiles antibuque también salían al mar de manera regular, los submarinos nucleares empezaron a desempeñar un papel más relevante.

A principios de los ochenta, la URSS logró importar equipo para fresadores que permitió fabricar los hélices de submarinos con la superficie de calidad mucho mejor, lo que permitió superar el defecto principal de los sumergibles de fabricación nacional: un alto nivel de ruido.

La siguiente generación de submarinos estaba a punto de aparecer. Varios tipos de estos buques han sido implermentados en los submarinos portamisiles del proyecto 955 Borei y del proyecto 885 multifuncional Yasen.

Hacia el siglo XXI

Las fuerzas submarinas siguen siendo hoy en día el armamento más asimétrico de la Armada rusa como fue antes de 1991. Los buques de guerra empezaron a retirarse del servicio activo de la marina de Guerra rusa.

El número de los submarinos se redujo considerablemente también, pero su importancia crece hoy en día a raíz de la reducción del número de buques de superficie que están en el servicio activo.

En realidad, la Armada estadounidense sigue manteniendo su superioridad. Es imposible competir con EEUU en el número de portaaviones con grupos de apoyo, así como de apoyo logístico a las misiones en escenarios de operaciones lejanos.

Pero esto es sobre la superficie del mar. Los submarinos rusos son más competitivos, aunque tienen algunos defectos.

La Armada rusa puede contrarrestar a todos los adversarios hipotéticos bajo el agua. Los buques existentes y los que están desarrollándose hacen menos predecible el final de un conflicto bajo la superficie.

Rusia no tiene recursos suficientes para construir una gran Armada Oceánica. Es el sino de los astilleros rusos, que son demasiado flojos para fabricar en serie grandes buques.

El sistema de mantenimiento y reparación de buques en Rusia también está poco desarrollado. La Armada soviética y rusa han afrontado los mismos problemas que surgían hace 100 o 150 años.

Pero los submarinos son más habituales desde los tiempos del Imperio Ruso. Son el principal componente de la marina de Guerra rusa y es posible que conserven esta calidad por mucho tiempo. Quizás, para siempre.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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