El genocidio armenio enfrenta a Francia y a Turquía

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El proyecto de ley aprobado por Senado de Francia sobre el genocidio de los armenios ha provocado un escándalo inaudito entre Turquía y el país galo.

El proyecto de ley aprobado por Senado de Francia sobre el genocidio de los armenios ha provocado un escándalo inaudito entre Turquía y el país galo.

De momento, para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, lo mejor será evitar dejarse ver en Ankara. Pero también los turcos, y todos los que niegan el genocidio de los armenios de hace un siglo en el Imperio Otomano, deberán pensárselo dos veces antes de viajar a Francia.

Erdogan no volverá a pisar territorio francés

El Senado de Francia aprobó el pasado 23 de enero, tras una resolución positiva de la Asamblea Nacional (cámara baja del parlamento), el proyecto de ley que penaliza la negación del genocidio armenio en 1915. Conforme la nueva ley, promovida por el partido de Sarkozy Unión por un Movimiento Popular, el delito se castigará con una multa de 45.000 euros y penas de prisión de hasta un año.

El 24 de enero, en una comparecencia en el Parlamento, el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, tachó la ley de "racista y discriminatoria" y amenazó con medidas inmediatas de represalia por parte de Ankara.

En vísperas de la votación en el Senado francés, Erdogan, un líder ascendente del mundo musulmán, declaró que si Sarkozy firmaba el proyecto (una formalidad con la que éste tiene que cumplir en los próximos 15 días), él no volvería a pisar el terrirorio francés. Además, amenazó con interrumpir la cooperación turco-francesa en los proyectos militares, económicos, energéticos, ambientales y otros.

Para el colmo, el primer ministro turco acusó a Sarkozy de usar “la islamofobia y la turcofobia” para ganar votos en las próximas elecciones. Y puede que no se equivoque, la comunidad armenia en Francia reúne a 500.000 miembros, un electorado que Sarkozy, que no goza de demasiada popularidad entre los armenios franceses, no puede permitirse perder.

La reacción de Turquía, a la que siempre ha sentado fatal cualquier mención del asunto, era previsible. Es más, antes de la votación en el Senado, en diciembre del año pasado, cuando la cámara baja del parlamento galo había aprobado el proyecto de ley, los turcos ya dijeron a los franceses qué es lo que piensas al respecto.

Aunque desde el punto de vista formal la ley no habla exclusivamente de los armenios, sino de la “penalización de la negación de los genocidios, reconocidos como tales por la legislación”. Pero la negación del Holocausto ya se penalizaba en Francia desde 1990, mientras el genocidio armenio el parlamento reconoció sólo en 2001. Por lo tanto, los medios y la gente en seguida bautizaron el proyecto de la “ley sobre el genocidio armenio”.

El proyecto de ley todavía no está publicado de manera íntegra pero, a juzgar por las penas establecidas para la negación del Holocausto, es mejor no negar en Francia el genocidio de los armenios. Cualquiera que lo haga, eso sí públicamente y en el territorio francés, será detenido.

No sólo Francia

Francia no es el primer país que reconoce el genocidio armenio y penaliza su negación.
21 países del mundo han aprobado mediante resolución de carácter formal el reconocimiento del genocidio armenio como un acontecimiento histórico, incluida Rusia que lo hizo en 1994.

Estados Unidos no lo hizo a nivel legislativo, sólo en la resoluciones del congreso, que a diferencia de las leyes federales, no tienen fuerza legal. EEUU teme que los turcos cierren su espacio aéreo para la Fuerza Aérea estadounidense haciendo imposible realizar operaciones militares en Afganistán o Irak.

El presidente Barack Obama dijo en varias ocasiones que reconoce la tragedia de la nación armenia y los masacres de civiles armenios, pero se niega a clasificarlo como genocidio. En Estados Unidos también habrá elecciones presidenciales este año y en California también hay una gran diáspora armenia, pero no tiene tanta influencia en la vida política del estado, como en Francia.

En cuanto al país galo, es el segundo intento con la ley en cuestión, ya que en 2006 el Senado votó en contra de un proyecto de ley similar, ya aprobado por la Asamblea Nacional.

Existen sanciones penales y administrativas por la negación de los crímenes contra la humanidad  previstas con relación al genocidio de los judíos por los nazis por las legislaciones de Austria, Bélgica, Alemania, Letonia, Luxemburgo, Polonia, Eslovenia, Francia, Suiza, Canadá y, naturalmente, Israel. En cuanto al genocidio armenio, su negación se castigaba hasta ahora sólo en Argentina, Uruguay y Suiza.

En búsqueda de la verdad histórica

Hasta el momento en Europa sólo se dio un caso de aplicación de sanciones por negación del genocidio armenio.

Sucedió en el país europeo más democrático, en Suiza, donde desde 1994 se penaliza la negación del genocidio, aunque el armenio fue reconocido como tal más tarde, en 2003 (anteriormente se refería sólo al Holocausto de los judíos).

En primavera de 2007 un juzgado suizo condenó al diputado del parlamento turco y líder del Partido Obrero de Turquía, Dogu Perincek, con una multa de 2,5 mil dólares por haber anunciado durante su visita a uno de los cantones suizos en 2005 que no había habido genocidio y que es pura especulación histórica. Por cierto, Perincek ahora está en prisión, en Turquía, acusado de preparar un complot antigubernamental.

La polémica sobre el hecho del genocidio y su duración no cesa. Algunos dicen que duró hasta 1918, otros que hasta 1923 o, incluso, hasta los años 30. Los armenios afirman que las masacres se llevaron la vida de entre 1,5 y 1,8 millones de personas (armenios y cristianos).

Turquía no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieran realmente, pero sostiene que no hubo más de 500.000 víctimas y que éstas no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial, en la que también mataban a los turcos. En particular, por cierto, las tropas rusas que invadieron Turquía durante la contienda, ya que Ankara en la Primera Guerra Mundial estaba de parte de Berlín.

Tampoco cesa la polémica sobre la posibilidad de introducir en la legislación de cierto país penas por la negación o “minimización” de ciertos acontecimientos históricos y sus consecuencias.

Muchos historiadores, entre ellos los que no niegan el genocidio armenio, están seguros de que los parlamentos no deben ser “tribunales de memoria histórica”. Al revés, de serlo se ve amenazada la libertad de discusiones históricas y de la misma verdad histórica. Pero esto ya es un tema aparte.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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