El último intento de Rusia de ayudar a Bashar Asad

Síguenos en
El Consejo de Seguridad de la ONU empezó a discutir con urgencia el proyecto de resolución sobre Siria, adelantado por Rusia.

El Consejo de Seguridad de la ONU empezó a discutir con urgencia el proyecto de resolución sobre Siria, adelantado por Rusia.

El futuro del país árabe y de su régimen actual se decidirá en los próximos días, en los que los diplomáticos rusos intentarán presentar un documento para la votación en Nueva York el 19 de enero. Este día en El Cairo los dirigentes de la misión de observadores de la Liga Arabe, que trabaja en Siria desde el 26 de diciembre, presentarán un informe detallado. Se espera que el documento incluya, además de la análisis de la situación y una valoración de las perspectivas, fotografías, mapas, vídeos.
 
El proyecto contra la guerra

Si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la versión rusa, más blanda, de la resolución sobre Siria, para los estados de la Liga Arabe significará que la diplomacia aún tiene posibilidades y que hace falta continuar intermediando para conseguir una reconciliación de las partes. Si en cambio prevalece la dura postura de los países de Occidente dispuestos a condenar unilateralmente el régimen de Bashar Asad, significará que el Consejo de Seguridad quiere cambio de régimen, para lo cual recurrirá a una operación militar si hace falta.

De modo que esta tentativa diplomática de Moscú puede resultar la última para ayudar al presidente sirio, si no mantenerse en el poder, al menos para evitar lo peor: una intervención militar. Los socios occidentales de Rusia, los franceses y los británicos, ya han empezado a crtiticar el proyecto ruso. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, reaccionó de inmediato declarando al inaugurar una conferencia sobre la transición democrática en el mundo árabe: "Vuelvo a decirle al presidente sirio que ponga fin a la violencia, que deje de matar a su pueblo, ya que la represión conduce al estancamiento".

Mientras tanto, el proyecto promovido por Rusia esta vez es más crítico con las autoridades sirias que las dos versiones anteriores de mediados y finales de diciembre. Es también más equilibrado que la propuesta occidental bloqueada por el veto de Rusia y China el 4 de octubre de 2011.

Moscú culpa de la situación en el país no sólo al régimen, sino también a la oposición, aunque el documento reconoce que “las autoridades emplean fuerza excesiva”. El texto ruso insta a “poner fin a la violación de los derechos humanos”, pero al mismo tiempo no apoya las demandas de muchos opositores sirios, sobre todo, los emigrantes, de aplicar sanciones económicas internacionales contra Siria, incluido el embargo del comercio de armas y hasta un eventual ataque militar.

Todo lo contrario, el proyecto ruso parte de que la resolución “en ningún caso da opción a usar la fuerza contra Siria”. Preocupados por la experiencia de la resolución sobre Libia del año pasado, que condujo a la guerra, los diplomáticos rusos insisten especialmente en este punto.
 
“Será un suicidio colectivo”


La diplomacia rusa, sin embargo, da por hecho que el objetivo del Occidente consiste en el cambio de régimen en Siria , como explicó recientemente el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Guennadi Gatílov. Por lo tanto la versión rusa, aún más dura que las anteriores, resulta inadmisible para muchos.

El martes 17 de enero el Ejército Libre Sirio, formado por los militares que se habían unido a la oposición, pidió al Consejo de Seguridad intervenir en el conflicto sirio en conformidad al capítulo VII de la Carta de la ONU, en concreto a los artículos 41 y 42. Allí se trata de la posibilidad de imponer un bloqueo al país que desestabiliza la paz y emplear contra él las fuerzas de ataque terrestres, navales y aéreas.

El jefe de la misión de observadores árabes, el general sudanés Mohamed Al Dabi, dio a entender en su informe previo de la semana pasada que la situación es muy grave y urge elaborar una estrategia para el futuro. Por eso, tras presentarse la versión final del informe, los ministros de Asuntos Exteriores de más de veinte países árabes se reunirán en El Cairo para tomar una decisión al respecto. Ya tienen preparadas sus propuestas, desde las más radicales hasta más blandas.

El emir de Qatar, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, se declaró el domingo 15 de enero partidario de que tropas árabes pongan fin al derramamiento de sangre en Siria, según una entrevista concedida a la televisión estadounidense CBS. Se trata tanto del contingente árabe como de las tropas de Turquía, aunque es posible que se unan otros países miembros de la OTAN.

El nuevo presidente de Túnez, Moncef Marzouki, a pesar se su reciente pasado revolucionario, comentó al respecto: “Será un suicidio colectivo y hará explotar toda la región”. También Irak y Libia se pronuncian en contra de la intervención militar. De los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, dos países rechazan rotundamente tal posibilidad: Rusia y China.

La versión blanda contempla el incremento del número de inspectores que trabajan en Siria de 163 a 300 o 500 personas. A partir del miércoles 18 de enero los expertos de la ONU organizarán en El Cairo cursos de formación y entrenamientos para los observadores antes de enviarles a Siria.

El jefe de la misión de observadores árabes, Mohamed Al Dabi, quiere que este trabajo siga. Sin embargo, se ve sometido a las críticas por parte de la opinón pública árabe. “Los inspectores fueron incapaces de detener el conflicto. Hace falta revocarles para empezar a ejercer una presión más dura al régimen, pues de otro modo la presencia de los observadores sirve de justificación a la violencia”: esta es la idea principal de las críticas en los medios árabes.

La postura de Rusia despierta la misma reacción. El canal árabe Al Arabiya comentó con respecto a la nueva propuesta de Rusia sobre Siria: “Moscú con sus esfuerzos diplomáticos pretende dar a Asad una tregua, que el presidente sirio aprovechará para eliminar a la oposición”.
 
Oriente Próximo con Asad o sin él?


No es exactamente así. El presidente sirio Bashar Asad intenta llevar a cabo las reformas, aunque lo hace con mucha lentitud y vacilaciones. Moscú espera que este proceso acabe dando su fruto, pero por lo visto es una idealización de la realidad siria.

Los choques entre las fuerzas de seguridad y los oponentes del actual Gobierno sirio han causado desde marzo pasado más de 5.000 víctimas, según las estimaciones de la ONU. La oposición pide socorro, los representantes de las autoridades también piden apoyo. El país está al borde de una guerra civil y si llega a estallar podrá extenderse a los países vecinos, también inestables.

En Irak la situación es cada vez más complicada. En el vecino Líbano los distintos sectores políticos ya están enfrentados a causa del conflicto sirio. Turquía se está preparando para acoger a los refugiados de Siria, al igual que su enemigo Israel. El gobierno iraní quiere ayudar al presidente sirio a quedarse en el poder pero se ve amenazado por las nuevas sanciones y un eventual ataque militar por parte de EEUU e Israel.

Rusia cree que la conservación del régimen de Asad permitirá evitar durante cierto tiempo un  derramamiento de sangre. Sin embargo, existe el punto de vista opuesto: cuano antes Bashar Asad abandone su puesto, mejor para Siria y sus vecinos.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала