El despliegue del Sistema de Defensa Antimisiles (DAM) de EEUU en el continente europeo preocupa a las autoridades rusas.
Tras mostrar su actitud negativa hacia el emplazamiento de la DAM estadounidense en Europa el pasado 23 de noviembre, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, volvió a abordar la cuestión esta semana en Kaliningrado (exclave ruso sobre la costa del Báltico, entre Lituania y Polonia), adonde se desplazó para poner en servicio operacional un radar de alerta temprana. Aunque muchos, tanto en Rusia como en Occidente, lo atribuyen a la campaña electoral, es evidente que la DAM es uno de los temas más importantes que se mantendrá mucho tiempo en la agenda.
No se trata de una cuestión coyuntural, que sería posible resolver tan sólo celebrando un acuerdo. Es un problema fundamental de la estabilidad estratégica a nivel mundial que siempre ha consistido en la amenaza de exterminio mutuo (EEUU-Rusia). Es imposible desestimarlo, sobre todo teniendo en cuenta los enormes arsenales nucleares acumulados en los años de la Guerra Fría.
El contrapeso de cada uno de estos arsenales es el de la parte opuesta. Nadie puede violar el principio de que el primer golpe no puede quedar impune. De lo contrario, se asistirá a una desestabilización incluso más grave que en los tiempos de la Guerra Fría.
EEUU se posiciona como un país que posee superioridad militar y está dispuesto a aplicar la fuerza, si es necesario.
En otras palabras, el tema del Sistema de Defensa Antimisiles como una posibilidad hipotética de evitar el conflicto no puede mantenerse en la mesa de debate. Cuanto más se tarde en discutir esta cuestión tan seria, más tensión provocará.
Recuerdo que precisamente los planes de la Administración de George W. Bush de desplegar elementos de la DAM en Polonia y en la República Checa, sin importarle lo más mínimo la reacción de Rusia, agravó al ambiente que existió entre Moscú y Washington en el año 2008, siendo una de las premisas de la guerra en el Cáucaso.
El objetivo político de las declaraciones de Medvédev consiste en mostrar claro que la DAM sigue y seguirá siendo un problema y será imposible pasarlo por alto. La reunión sobre el Sistema de Defensa Antimisiles europeo celebrada en noviembre del año pasado después de la cumbre Rusia-OTAN no dio ningún resultado.
Ahora el Kremlin da a entender que cualquier paso nuevo en esta dirección encontrará una resistencia fuerte por parte de Rusia.
Si Moscú no adopta ahora una postura firme, los acontecimientos se desarrollarán según un guión ya conocido: EEUU seguirá materializando sus planes y cuando el proyecto alcance la fase final y Moscú se pronuncie categóricamente en contra, Washington le reprochará el no haber expresado su disconformidad al principio.
Por ahora, es una cuestión hipotética. Las perspectivas de la DAM estadounidense en Europa, incluso en su actual variante modificada, no están claras. Tecnológicamente, el proyecto está lejos de ser realizado, también lo está desde el punto de vista financiero, ya que las restricciones se hacen cada vez más fuertes.
Sin embargo, las iniciativas adelantadas por el presidente ruso, incluyen medidas que Moscú adopte independientemente de la evolución de la situación o amenazas retóricas.
Por ejemplo, parece difícil que Rusia abandone el Tratado de reducción de armas estratégicas ofensivas (START), concertado y ratificado con muchas dificultades. Su promotora fue la propia Rusia. Rusia ya ha cumplido sus compromisos y ahora le toca a EEUU. Así que la rescisión de este documento por parte de Moscú sería un regalo enorme para los republicanos en el Congreso estadounidense.
Pero Rusia insistirá en discutir el tema de la DAM. Hasta la primavera de 2013 no pasará nada. EEUU estará sumergido en su campaña electoral, evitando abordar temas tan complicados y delicados. Pero la nueva Administración en la Casa Blanca, gane Barack Obama (actual presidente) o su opositor republicano, revisará muchas cosas. Los republicanos, por ejemplo, volverán a las ideas de Bush: “no necesitamos ningún compromiso con Rusia”.
Rusia también podría cambiar mucho para ese momento. Por ahora nadie sabe cómo serán las prioridades y metas del nuevo mandato de Putin, si gana las próximas elecciones.
Lo más probable es que la siguiente ronda de las negociaciones sobre la DAM será crucial. Tampoco se descarta que las relaciones pasen a ser más tensas. Rusia se esforzará al máximo para parar a EEUU. Le pude seguir China, que por ahora guarda silencio, pero en realidad se preocupa y mucho por la DAM estadounidense. Al mismo tiempo, parece imposible que EEUU renuncie al proyecto. Los argumentos que tiene a favor pesan más que los en contra.
En este caso, Rusia tendrá que decidir de nuevo cómo actuar, pero ya partiendo de que es imposible mantener los viejos principios de la estabilidad estratégica.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
Recuperación psicológica de Rusia tras la guerra en el Cáucaso del 2008
Rusia y Europa, amigos por interés
El Nord Stream y la política asiática
El ingreso de Rusia en la OMC simbolizará el fin de la época post soviética
Libia después de Gadafi: un abismo de dudas
Ucrania: como lo imposible resulta posible
El nuevo enemigo que puede destruir la Europa común
La oportunidad que nunca existió
Rusia toma la iniciativa para resolver el problema coreano
EEUU siempre quiso debilitar a la URSS, pero nunca contó con su total desaparición
Los políticos de Ucrania siempre quieren matar dos pájaros con un solo tiro
El peligro de la irresponsabilidad
¿Cuánto podrá durar el status quo entre Armenia y Azerbaiyán?
El complot de las incertidumbres
Los condicionantes de la política exterior de Rusia en el último año y medio
20 años de la tragedia balcánica
El éxito de la OCS radica en los esfuerzos por buscar el equilibrio
Epílogo al frustrado sistema de defensa antimisil ruso-estadounidense
El resultado de las elecciones presidenciales no afectará el destino de Rusia
Georgia pisa terreno movedizo al abordar el tema del genocidio
Europa tras el escándalo de Strauss-Kahn
El círculo vicioso en torno a Pakistán
Osama Bin Laden no fue más que un episodio histórico
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva empieza su transformación
La euforia de las revoluciones árabes se esfuma
Las fantasías sobre la influencia de BRICS se hacen realidad
Los estados postsoviéticos deben revisar el pasado para construir el futuro
El pacifismo de Alemania se convierte en un problema
Las dos posturas de Rusia en relación al asunto en Libia
Joe Biden viene a Moscú para sondear cuestiones acuciantes
En su primer año, Yanukóvich logró estabilizar Ucrania
Europa y Rusia cambiarán la política por el desarrollo conjunto socio-económico
Agudización de la enfermedad insular
El círculo vicioso de lucha antiterrorista
Las democracias occidental y oriental
Las maniobras de Lukashenko en aguas turbias de la política exterior
La desglobalización salvará al Occidente
El mundo de geometría cambiante
El resumen del difícil año 2010 para el espacio postsoviético
Las razones concretas para el acercamiento entre Rusia y la OTAN
Lukashenko cosechará triunfos merecidos
En boca cerrada no entra mosca
Los vestigios del pasado asiático
Rusia y EEUU mantienen relaciones inertes durante un cuarto de siglo
Afganistán sin nada de malicia
La nueva correlación de fuerzas en el mundo obliga a Rusia a cambiar de rumbo
El contencioso de las Islas Kuriles dentro del contexto asiático
* Fiodor Lukiánov, es director de la revista “Rusia en la política global”, una prestigiosa publicación rusa que difunde opiniones de expertos sobre la política exterior de Rusia y el desarrollo global. Es autor de comentarios sobre temas internacionales de actualidad y colabora con varios medios noticiosos de Estados Unidos, Europa y China. Es miembro del Consejo de Política Exterior y Defensa y del Consejo Presidencial de Derechos Humanos y Sociedad Civil de Rusia. Lukiánov se graduó en la Universidad Estatal de Moscú.