Kérenski fue enemigo del Zar y también de los bolcheviques

© RIA Novosti . RIA Novosti / Acceder al contenido multimediaAlexandr Kérenski
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El pasado 4 de mayo, se cumplió el 130º aniversario del nacimiento de Alexandr Kérenski, un líder ruso de la oposición subestimado y difamado que en realidad desempeñó un papel importante en el derrocamiento del régimen zarista en Rusia.

El pasado 4 de mayo, se cumplió el 130º aniversario del nacimiento de Alexandr Kérenski, un líder ruso de la oposición subestimado y difamado que en realidad desempeñó un papel importante en el derrocamiento del régimen zarista en Rusia.

No hay nada sorprendente en eso. Kérenski tuvo la oportunidad de subir al poder en Rusia en julio de 1917 al ocupar el cargo del primer ministro del gobierno provisional instaurado tras la Revolución de Febrero que marcó la primera etapa de la Revolución rusa de 1917.

Pero tras la Revolución de Octubre en la que los bolcheviques tomaron el poder, Kérenski perdió casi por completo la autoridad política efectiva y quedó sin ningún apoyo, ni por parte de los bolcheviques que salieron triunfadores, como de los antiguos aliados de Kerénski, los socialistas moderados y liberales.

Acusado por bolcheviques y sus opositores

Para los bolcheviques Kérenski simbolizó el “antiguo régimen” inaceptable, al representar y la “ideología pequeño burguesa que llegó al poder disimulando demagógicamente su conformismo con la clase burguesa”.

Antes del febrero de 1917, Kérenski fue uno de los más activos opositores al régimen zarista y defensor de líderes socialistas que manifestaba en público su espíritu revolucionario.

Los representantes del socialismo moderado ruso, miembros del gobierno provisional y los oficiales rusos que se negaron a reconocer el poder de los soviets acusaron a Kérenski de que no pudo evitar la revolución bolchevique y tampoco “salvar a Rusia” del comunismo.

El líder del gobierno provisional republicano tampoco gozaba de apoyo de los partidarios de la monarquía.
Tras la Revolución de Octubre, cuando en la noche del 6 de al 7 de noviembre, los bolcheviques tomaron por la fuerza el poder en Petrogrado, proclamando la revolución bolchevique, Kérenski pasó por tiempos difíciles.

Sin embargo, consiguió escapar al frente, donde trató, sin ningún éxito, de reorganizar algunas tropas para hacer frente al golpe de Estado. Permaneció escondido hasta junio de 1918, cuando consiguió escapar a Europa occidental.

Durante la guerra civil, Kérenski no hizo intentos de encabezar un gobierno marioneta en el territorio de Rusia ni apoyó a alguno de los dirigentes impostores. Tampoco logró convertirse en el líder en el exilio.

Se dedicó a dirigir publicaciones antibolcheviques y escribir Memorias en las que justificó sus errores y pecados.

Orador derrotado

Kérenski tuvo la necesidad de justificarse. Se proclamó a sí mismo el líder de la República democrática de Rusia sin esperar que se convocara la Asamblea Constituyente. Pero no logró mantenerse en el poder.

Es comprensible por qué pudo llegar tan lejos. Brillante orador que se graduó en Derecho, Kérenski adquirió enorme popularidad en la primavera de 1917.

La prensa, tras liberarse del yugo de la censura no cesaba de elogiar a Kérenski que fue al comienzo ministro de Justicia, más tarde ministro de la Guerra, y  finalmente, primer ministro.

Pero esto no duró mucho. Kérenski vivió en la época rica en oradores brillantes Sus principales adversarios, Lenin y Trotski, que al fin y al cabo le obligaron a retirarse, no sólo podían pronunciar discursos elocuentes sino también sabían qué proclamar para adquirir apoyo popular sin despreciar ningún método, a diferencia del abogado Kérenski.

Esto se puso en evidencia durante un intento del general Kornílov de intervenir en la caótica situación de Rusia en septiembre de 1917, catalogada por muchos historiadores como rebelión militar o aún golpe de estado.

En julio de 1917, el general de infantería de Rusia, Lavr Kornílov, fue nombrado Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del gobierno provisional y poco después, descontento con la política de este gobierno, dirigió una marcha de la caballería contra el régimen, con el objetivo de proclamar una dictadura militar con el apoyo de los liberales.

Kérenski se vio obligado a pedir ayuda de todas las partes, incluida la Guardia Roja, para contrarrestar  el intento golpista. Este fue sofocado gracias a la intervención de los bolcheviques, que a partir de entonces se hicieron con el poder en el territorio ruso.

Tras el fallido golpe de estado en septiembre de 1917, Kornílov fue arrestado y Kérenski perdió el apoyo de las unidades militares y sus comandantes.

Un error puede ser más grave que un delito

Hoy en día continúa la polémica sobre las causas reales del conflicto lamentable entre Kornílov y Kérenski. Lamentable porque, además de la existente dualidad de poderes se produjo una escisión en el gobierno provisional.

Kerenski mantuvo la jefatura del gobierno mientras que los bolcheviques se hicieron con el control del Soviet de Petrogrado y de la mayoría de los soviets del país.

Los bolcheviques, incluidos  Lenin y Trotski, aprovecharon aquella situación.

Los partidarios de Kornílov y muchos representantes del Movimiento Blanco acusaron a Kérenski de que no quiso transferir el poder a general Kornílov y a los militares.

Según otra versión, Kérenski consideraba inadmisible cualquier dictadura, golpe de estado, rebelión, etc. Creía indispensable respetar las leyes sin recurrir a medidas de emergencia para evitar una masacre.

Pero no pudo imaginar que a veces,  la masacre puede ocurrir cuando no se adoptan medidas de emergencia.

Kérenski, en su convicción de prevenir un delito, es decir, el golpe de estado y la dictadura, cometió un error cuyas consecuencias para el país pasaron a ser mucho más graves que el delito.

Además, su política fue inconsistente. Si en agosto de 1917 Kérenski se pronunció en contra de las medidas de emergencia, a principios de octubre de ese año intentó proclamar su propia dictadura pero ya era demasiado tarde.

En aquel período perdió el apoyo del Ejército.

Alexandr Kérenski pasó a la historia como un político desgraciado. Kérenski perdió la lucha con un adversario mucho más astuto y sin piedad.
Es posible que su política hubiera sido más eficaz en un período más tranquilo, pero inconveniente para controlar la agitada situación en la época de las transformaciones revolucionarias en la Rusia de 1917.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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