Rusia combate la corrupción aprovechando la experiencia extranjera

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Rusia se plantea la pregunta de si podrá vencer la corrupción utilizando la experiencia de los países extranjeros o tiene que encontrar su propio camino.

Rusia se plantea la pregunta de si podrá vencer la corrupción utilizando la experiencia de los países extranjeros o tiene que encontrar su propio camino.

Los miembros de la Cámara Pública de Rusia, institución consultiva creada en 2005 para analizar proyectos legislativos y monitorear actividades del parlamento y otros cuerpos del gobierno ruso, se atienen a la segunda opción. Es decir,  buscar fórmulas propias para combatir la corrupción.

El principal problema y la mayor preocupación de la opinión pública nacional es la existencia de sindicatos  informales formados por funcionarios y empresarios para canalizar los gastos previstos en el presupuesto.

Mediante esos sindicatos “se filtra” la mayor parte del PIB ruso. Estos datos hizo públicos el experto de la Fundación de los Estudios Políticos “Indem”, Vladímir Rimski, durante la mesa redonda en la Cámara Pública en la que presentó el informe de la Oficina para los Derechos Humanos de Moscú titulado “La experiencia extranjera en la lucha contra la corrupción”.

Según Rimski, los sindicatos corruptos luchan entre sí por las áreas de influencia y no existe ninguna institución de la administración pública que no esté involucrada de alguna manera en los esquemas de corrupción.

Mientras tanto, muchos países del mundo consiguieron combatir la corrupción o reducir su influencia. Las fórmulas aplicadas con este fin parecen a veces extrañas y extremas pero, no obstante, resultaron eficaces.

Por ejemplo, en la capital de Corea del Sur, Seúl, fue puesto en marcha el programa “OPEN” que permitía a las autoridades recibir reportes de todo tipo de corrupción por medio de tarjetas postales enviadas por los ciudadanos que quisieran reportar actos corruptivos directamente.

El alcalde de Seúl estuvo especialmente pendiente a los reportes presentados por los empresarios. Cada empleado del Ayuntamiento fue advertido de que sería despedido a causa de cualquier queja del empresario por demoras injustificadas o exigencias de soborno por solucionar su problema.

Según el informe, la corrupción en Seúl (al menos en el ámbito de cooperación del sector empesarial con las autoridades municipales) fue erradicada casi por completo.

El Singapur de hoy lidera los rankings mundiales de los países libres de corrupción. En 1965, año en que Singapur obtuvo la independencia, la situación era totalmente diferente.

Con el fin de combatir este mal, fue creada la Oficina de Investigaciones de los actos corruptivos dotada de amplias facultades a la que los ciudadanos podían reportar casos de abuso de autoridad y solicitar indemnización por los daños y perjuicios sufridos a su efecto.
Además, fueron impuestas las sanciones económicas muy graves por aceptar sobornos o negarse a colaborar en los programas anticorruptivos.

Es ejemplar la experiencia de Suecia, uno de los países menos corruptos del mundo, donde un papel importante en la lucha contra la corrupción juega la iglesia y la opinión pública.

En este país en la valoración del trabajo de un empleado público se da la absoluta prioridad a las normas éticas. La sociedad en seguida manifiesta desconfianza y desaprobación al empresario que en un corto plazo obtuvo grandes beneficios, o al funcionario cuyos gastos superan con creces sus ingresos.

La opinión pública hará de tal empresario un monstruo y obligará al funcionario público corrupto a abandonar su cargo.

Los autores del informe, que citan los hechos mencionados, consideran, no obstante, que la experiencia extranjera no puede ser aplicada directamente en Rusia.

Cada país debe elegir su propia estrategia para luchar contra la corrupción aunque intentando aprovechar la experiencia de otros países. Sin embargo, no es tan fácil dar con la receta ideal.

“A principios del siglo XX los Juzgados de Estados Unidos eran más corruptos que en Rusia pero en unos decenios los estadounidenses consiguieron eliminar por completo la corrupción del sistema judicial sin que hubiera explicaciones de cómo lo hicieron”, - dice Vladímir Rimski. Según él, los países muchas veces prefieren mantener este tipo de información en secreto.

Sin embargo, el vicepresidente del Comité de Seguridad de la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento ruso), Vladímir Kolésnikov, no cree que sea ningún secreto. “La motivación, el estricto control y la opinión pública son los factores que permitieron combatir la corrupción en los Juzgados estadounidenses”, - explicó él.

Sean transparentes o no las fórmulas extranjeras, el hecho es que son difíciles de aplicar a la realidad rusa. Y aun si se aplican no resultan eficaces.

El 15 de abril en Moscú tuvo lugar un acto anticorruptivo del movimiento juvenil oficialista ruso “Nashi” (Los nuestros).

En la protesta llamada “delantales blancos” participaron unas 50 mil personas. El director de la Agencia de Información Jurídica, Borís Panteléyev, cree que dicho acto representó un “remake” del que fue organizado hace muchos años en Italia donde los ciudadanos colgaban por las calles las sábanas blancas para protestar contra la mafia.

Las autoridades italianas, impulsadas por la opinión pública, no tardaron en tomar las medidas despidiendo a varios altos cargos. “En Italia furon los mismos ciudadanos los que salieron a la calle, en Rusia los activistas recibieron un fuerte apoyo por parte del gobierno, pero ¿dónde está el resultado?” – preguntó Panteléyev.Los expertos se preocupan porque la lucha contra la corrupción en Rusia vaya a convertirse en un tema manipulado. Esto amenaza con aumentar la desconfianza de la sociedad debido a los esloganes vacíos y protestas desoídas. “Ahora está tan de moda hablar de la corrupción que la gente pierde cualquier interés al tema”, - señaló Alla Guérber, miembro de la Cámara Pública.

La preocupación de los expertos es más que justificada. A pesar de las medidas anticorrupción  anunciadas, la situación real va empeora.

En 2010, según el índice de percepción de la corrupción de la organización Transparencia Internacional, Rusia descendió del puesto 146 al 154 de 178 países  resultando su nivel de corrupción similar al de Papua-Nueva Guinea y Tayikistán.

De modo que por ahora la lucha contra la corrupción en Rusia, aun sirviéndose de la experiencia extranjera, no es más que herramienta de la propaganda política y no tiene nada que ver con la realidad.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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