La defunción del Pacto de Varsovia y lo que hicieron sus herederos

© RIA Novosti . RIA Novosti / Acceder al contenido multimediaLa firma del Pacto de Varsovia en 1955
La firma del Pacto de Varsovia en 1955 - Sputnik Mundo
Síguenos en
Hace 20 años, el 31 de marzo de 1991, se estableció formalmente que las fuerzas armadas de los países miembros del Pacto de Varsovia y su Comando unificado cesarían toda actividad militar.

Hace 20 años, el 31 de marzo de 1991, se estableció formalmente que las fuerzas armadas de los países miembros del Pacto de Varsovia y su Comando unificado cesarían toda actividad militar.

Esta fecha es más bien simbólica porque en realidad la organización del Pacto de Varsovia dejó de existir un año y medio antes, tras el colapso del poder soviético en Europa oriental.

El final de la “Doctrina Brezhnev”

La Organización del Pacto de Varsovia (OPV) fue condenada cuando el primer y último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, dejó de aplicar la llamada “Doctrina Brezhnev”, término inventado por los sovietólogos occidentales, con el que se justificaba y se alertaba que la URSS y los miembros del Pacto de Varsovia, podrían intervenir en cualquier país socialista que estuviera en peligro de abandonar el Pacto de Varsovia.

“Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacía el capitalismo, se convierten no solo en un problema del país concerniente, sino un problema común que concierne a todos los países socialistas”.

Esta frase pronunciada por el entonces mandatario de la URSS, Leonid Brezhnev, en 1970, en su discurso durante el Congreso del Partido Obrero de Polonia, dio origen al citado término, aunque el propio Brezhnev tuvo la relación indirecta a este.

Cuando este principio se aplicó en 1956 para justificar la invasión de los tanques soviéticos en Hungría, Brezhnev todavía no era el líder de la URSS. Pero la OPV ya existía.

 Albania, Bulgaria, la República Democrática Alemana (RDA), Polonia, Rumania, la URSS, Hungría y Checoslovaquia firmaron el Pacto de Varsovia en 1955. Posteriormente Albania abandonó el Pacto en 1968.

En esencia, el Pacto de Varsovia estipulaba otras condiciones. De acuerdo con los Estatutos de la ONU, los países participantes del Pacto en sus relaciones internacionales renunciaron recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza y a arreglar sus controversias por los medios pacíficos.

A diferencia de las doctrinas estadounidenses de Monroe, Truman o Johnson, la doctrina soviética de soberanía limitada de los estados del campo socialista no estaba consignada en un documento como tal, y por eso, Mijaíl Gorbachov, en realidad, no tuvo qué denunciar ningún pacto o convenio explícitamente.

En 1989, había tantos problemas internos en la URSS que Gorbachov sencillamente no intervino a la ola revolucionaria que recorrió la Europa del Este que terminó con el derrocamiento del régimen comunista en estos países.

En 1991, este proceso acabó con la desintegración de la URSS, o sea, el país que incentivó la firma del Pacto de Varsovia y formación del Comando unificado de las Fuerzas Armadas que siempre encabezaron los mariscales y generales soviéticos.

Dos mundos, dos bloques antagónicos

Hace 56 años, la formación de la OPV tuvo el carácter defensivo. El Pacto de Varsovia fue firmado para contrarrestar a la OTAN establecida en 1949.
En la época de la Guerra Fría y la división del mundo en dos bloques antagónicos fue lógico crear un contrapeso al bloque atlántico ya existente que tenía en sus arsenales armas nucleares.

Por otro lado, el destino de ambos bloques en los años 90 del siglo XX y posteriormente parece mucho menos lógico. La Organización del Pacto de Varsovia desapareció del continente europeo mientras que la OTAN, al contrario, reforzó sus posiciones y al expandir sus infraestructuras militares hacia el Este incorporó a todos los países del anterior bloque rival, incluida Albania y las ex repúblicas soviéticas, Estonia, Lituania, Letonia.

Esto fue un gran fracaso de la diplomacia y la política exterior de la URSS que no fue predeterminado. Está claro, que fue imposible impedir la expansión de la OTAN hasta las fronteras orientales de la ex República Democrática Alemana después de que Gorbachov diera luz verde a la reunificación de Alemania.

Esto se hizo realidad hacia el marzo de 1991, pero fue posible y necesario acordar el estatus de los ex países del campo socialista. Y fue erróneo sostener las negociaciones sobre el tema con el secretario general de la Alianza Atlántica que supuestamente sólo dio algunas promesas vagas. Este alto funcionario internacional decidía casi nada. Además, las promesas no reforzadas por escrito tienen poco peso para los diplomáticos.

Fue necesario sostener negociaciones con el verdadero líder de la OTAN, el presidente de EEUU. Es posible que Gorbachov hubiera podido convencer a su socio de muchos años, George Bush padre, que cesara la expansión de la OTAN hacia el Este. El primer y último presidente de la URSS tuvo las cartas a poner en juego.

Por ejemplo, Gorbachov bien pudo esperar un agradecimiento por no impedir la reunificación de Alemania. Pero Gorbachov perdió el poder a finales de 1991 y George Bush padre perdió las elecciones presidenciales a finales de 1992.

La OTAN llegó a las fronteras de Rusia

Dos presidentes se retiraron de la escena política y el problema lo heredaron Borís Yeltsin y Bill Clinton que lograron establecer relaciones amistosas y de confianza entre sí, en la medida de las posibilidades admisibles en la política.

Durante los primeros años de su gobierno, Clinton prestó poca atención a los asuntos internacionales y la Europa del Este casi no le interesó.

En su última monografía “Segunda oportunidad. Tres presidentes y la crisis de la superpotencia estadounidense” el célebre politólogo de EEUU, Zbigniew Brzezinski,  criticó a Clinton por la falta de atención a estos asuntos importantes de la política exterior.

Se puede suponer que el presidente ruso haya podido aprovechar de este punto débil de su “amigo” Bill Clinton para firmar algún acuerdo sobre el mantenimiento del status quo en Europa. Pero Yeltsin no lo hizo y tampoco hizo el más mínimo esfuerzo para  cumplir esta misión. Como Gorbachov a finales de los 80, Yeltsin no intervino en los acontecimientos que ocurrieron en Europa.

La política exterior de Rusia estuvo a cargo del entonces ministro de Asuntos Exteriores ruso, Andrei Kózirev, quién tuvo una concepción muy extraña sobre los intereses nacionales.

Kózirev no impedió sino, que al contrario, ayudó a la entonces secretaria de Estado de EEUU Madeleine Albright a expandir la influencia de EEUU y la OTAN en Europa hasta las fronteras con Rusia.

Los ex países del campo socialista, en primer lugar, Polonia ardían en deseos de  adherirse al bloque atlántico, pero su opinión y postura se relegaron a un segundo plano.

Al fin y al cabo, todos los ex participantes del Pacto de Varsovia se incorporaron a la OTAN. La reacción de Moscú se postergó
Aparecieron declaraciones y objeciones inútiles que no podían cambiar nada. Y hoy en día, las bases de la OTAN están desplegadas en el territorio de los países del antiguo Pacto de Varsovia y las repúblicas soviéticas. Sus funcionarios y los políticos occidentales insisten en que la OTAN está desarrollando buenas relaciones con Rusia.

Por otro lado, estos mismos funcionarios intentan ampliar sus filas con Ucrania y Georgia. Recordemos los versos del poeta ruso, Alexandr Gálich “Defendemos la paz preparándonos para una guerra”.

La OTAN que lanzó ataques militares contra Yugoslavia, continúa operaciones de combate en Afganistán y hace poco asumió el mando militar operativo de la operación en Libia, parece un sucesor digno de la URSS capaz de luchar por la paz y democracia no dejando piedra sobre piedra.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала