La estrategia de la OTAN ante amenazas reales y ficticias

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Al evaluar la noticia de prensa que causó más impacto en la opinión pública rusa el año saliente, las encuestas y sondeos destacaron la nota publicada por el periódico británico The Guardian sobre los planes de la OTAN para la defensa de los tres Estados bálticos y Polonia ante un posible ataque por parte de Rusia.

Al evaluar la noticia de prensa que causó más impacto en la opinión pública rusa el año saliente, las encuestas y sondeos destacaron la nota publicada por el periódico británico The Guardian sobre los planes de la OTAN para la defensa de los tres Estados bálticos y Polonia ante un posible ataque por parte de Rusia.

The Guardian publicó otro de los incendiarios documentos filtrados por el portal Wikileaks, según el cuál, la Alianza en cualquier momento está lista desplegar en esos países hasta nueve divisiones aliadas de EEUU, el Reino Unido, Alemania y Polonia, incluidas las fuerzas navales y aéreas de la OTAN.
 
Según cables diplomáticos divulgados, el plan Eagle Guardian destinado primeramente para la defensa de Polonia fue extendido a principios de 2010 a Estonia, Letonia y Lituania a iniciativa de los militares de Estados Unidos y Alemania.

Según expertos rusos, la filtración es muy importante porque es la primera mención de un documento de la OTAN que estipula un plan de acciones concretas, en caso de estallar un conflicto armado entre Rusia y los países del Báltico.

Defensa simbólica

A partir de 2005, tras su ingreso en la OTAN, Estonia, Letonia y Lituania, siguen buscando protección contra la “agresión rusa”.
Según informa The Guardian, mientras que Alemania y otros grandes países miembros de la Alianza Atlántica están interesados en cooperar ampliamente con Moscú en varias esferas, los países bálticos intentan presentar a Rusia como una amenaza permanente para la seguridad.

La Guerra de los Cinco Días entre Rusia y Georgia, tras la ofensiva georgiana contra la población civil de Osetia del Sur en agosto de 2008, intensificó la rusofobia, y tanto en Rusia como en el Occidente se escucharon alusiones sobre el inicio de una nueva Guerra Fría entre Moscú y Washington.
Entre Rusia y la OTAN todavía persisten serias contradicciones en varios ámbitos, desde el Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa hasta el sistema de defensa antiamisiles.
 
El conflicto en Osetia del Sur dio un impulso a la OTAN para desarrollar un detallado plan de defensa de los países del Bálticos y Polonia contra una supuesta agresión rusa.
Al mismo tiempo, EEUU inició el despliegue de misiles Patriot en Polonia que fue más bien una acción simbólica que un apoyo real. Según revelan los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks, “la batería de misiles Patriot desplegados en la base de Morag, al norte de Polonia, pueden emplearse exclusivamente para entrenar a los militares porque no está en disponibilidad operacional ni está dotada con misiles”.

El plan de defensa de los países del Báltico elaborado en 2009 y aprobado a principios de 2010 es también simbólico. El instrumento de defensa más eficaz son los acuerdos entre Rusia y la OTAN que reducen al mínimo la posibilidad de un conflicto armado en Europa.

Amenazas hipotéticas…

Seguramente, tanto la OTAN como Rusia continuarán desarrollando planes de este tipo.  Y mientras que la Alianza Atlántica se concentra en la defensa de Estados bálticos, el ministerio ruso de Defensa delineará  y seguirá  desarrollando estrategias para contrarrestar los elementos del escudo antimisiles estadounidense en Europa del Este ante el supuesto de que  este sistema represente una amenaza para la seguridad rusa.

Los detalles del plan ruso se desconocen pero se puede suponer que en caso del conflicto hipotético entre Rusia y la OTAN los Estados del Báltíco, Polonia y probablemente otros países de Europa del Este se convertirían en teatro de operaciones bélicas.

Habitualmente, tales planes se desarrollan en  base del principio “uno se prepara para lo peor esperando lo mejor”. Hoy en día, nadie en Rusia ni en la OTAN es capaz de desatar una guerra partiendo de intereses nacionales malentendidos o de supuestas pretensiones mesiánicas, porque esta guerra puede destruir a la humanidad.

Por otro lado, no se descarta la posibilidad de que tales personas lleguen al poder, especialmente en la época de crisis cuando se agitan ánimos radicales. Es poco probable que John McCain hubiera desatado  una guerra contra Rusia si le hubieran elegido como presidente de EEUU en los anteriores comicios presidenciales, pero la tensión en Europa seguramente aumentará.

…Amenazas reales

Para evitar que la citada amenaza hipotética pase a ser real, Rusia y la OTAN deben encontrar fórmulas de compromiso y aunar esfuerzos con el fin de contrarrestar otras muchas amenazas reales provenientes de otros territorios.
 
 Como la expansión de procesos de desestabilización en el Oriente Próximo y Asia Central, terrorismo, tráfico ilegal de drogas y de armas, piratería, desastres ecológicos y la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva.

Estas amenazas deberían determinar la estrategia actual de la OTAN y Rusia. La situación en Eurasia depende de los acontecimientos en Asia Central durante los próximos 3 ó 5 años. Tan sólo las acciones conjuntas de Rusia y la OTAN pueden prevenir la expansión del conflicto afgano en la respectiva región.

Prioridades

A diferencia de la época de Guerra Fría, la situación actual es mucho menos controlable. En el pasado, la URSS representada por el Pacto de Varsovia y EEUU (la OTAN) continuaron desarrollando planes de una guerra de envergadura al desatar conflictos a nivel local y regional para utilizarlos como instrumento de influencia y ganar más puntos.

Pero las dos superpotencias inesperadamente crearon un monstruo. Se trata de las numerosos frentes de liberación nacional, movimientos fundamentalistas, etc.
Tras el colapso de la URSS en 1991, Rusia perdió el control de la situación. Hoy en día, los procesos incontrolables desatados en el el Tercer Mundo se han convertido en la amenaza principal para la estabilidad en todo el mundo, dejando atrás a la amenaza hipotética de una guerra entre Rusia y la OTAN.

La retórica hostil al estilo de Guerra Fría sólo distrae la atención de Moscú, Washington y Bruselas de los problemas reales.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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