II Cumbre Rusia-ASEAN nueva cita para promover la cooperación

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La semana pasada, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, participó en Hanói (Vietnam) en la segunda Cumbre Rusia-ASEAN.

La semana pasada, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, participó en Hanói (Vietnam) en la segunda Cumbre Rusia-ASEAN.

La primera cumbre se celebró hace cinco años en Malasia, en la ciudad de Kuala Lumpur, tras lo cual se produjo una larga y significativa pausa.
En sí, esa pausa explica lo complicado que le resulta a Moscú desarrollar el vector  sudoriental de su política exterior.

La ASEAN (Asociación de Naciones de Sudeste Asiático) es una especie de Unión Europea  (UE) formada por diez países no demasiado grandes situados entre el sur de China y el oriente de la India.
El organismo incluye a Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya.

La ASEAN representa un fenómeno bastante curioso de economía y política internacional debido a  que  aglutina a diez  países muy diferentes entre sí, y es mucho más funcional que la UE.

También es notable que esa asociación pudo posicionarse como el centro político y no sólo geográfico de todos los acontecimientos que tienen lugar en la zona del Pacífico, en donde, al mismo tiempo, es notable la influencia de “tiburones” tales como Estados Unidos, China y Japón.

Con su principio de “equidistancia” entre los países, la ASEAN ha convertido sus cumbres en foros donde se va vertebrando la política regional.

En estos días en Hanói tuvo lugar la XVII Cumbre de los líderes de la ASEAN, que posteriormente citó para entrevistas a los máximos mandatarios de otros  países socios, que han sido honrados con invitaciones a dicho evento.

Este año fueron invitados los líderes de China, Japón y Rusia, además del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.

El procedimiento fue breve y algo protocolario: la reunión duró una hora y empezó por una corta intervención del líder del país invitado (Dmitri Medvédev, en nuestro caso), seguido por un discurso de algún miembro de la ASEAN.
El tema de las intervenciones fue el estado actual de la cooperación bilateral y los objetivos a alcanzar en el futuro. Después hubo breves comentarios, se adoptó una declaración conjunta. Ya está.

En realidad, también se celebraron una serie de reuniones bilaterales de gran utilidad, pero no guardan relación directa con la cumbre.

Al hacer una evaluación política del momento, fuentes diplomáticas de la ASEAN coinciden en afirmar en que en la cumbre “los diez” debe velar más por mantener el equilibrio en la zona.
China está cobrando demasiado protagonismo, y es de hecho, la principal potencia de la región.

Durante el gobierno de George W. Bush, EEUU optó por evitar conflictos con China y durante el mandato de Bill Clinton se intentó, sin éxito aparente, “contener” la expansión del gigante asiático.
Inicialmente, la administración de Barack Obama vaciló entre las dos posturas, acabando por aplicar la “política de contención”.
 Además, tras los comicios legislativos intermedios estadounidenses hay esperar la revancha republicana…
En resumen, hay que conseguir que otros países socios, incluida Rusia, se sientan fuertes e importantes en la región.

A partir de este planteamiento, ningún país recibió trato preferente, pero la ASEAN se manifestó a favor de una colaboración más intensa con Rusia.
En la práctica eso significa que Moscú tiene cierta situación ventajosa, y en materia de cooperación, podría recibir el respaldo a casi cualquier idea  que proponga.

No obstante, las consideraciones geopolíticas de carácter general difieren mucho de la pregunta práctica de “¿cuáles son las necesidades  concretas de Rusia en el sudeste asiático?”.

En este aspecto, Rusia tiene un problema, porque desde el principio, desde mediados de los años 90, la idea general de su política exterior en la zona distaba de “mantener equilibrios”.

En esta región, hacia donde es  imposible tender tuberías para la exportación de materias primas energéticas, Rusia más que todo necesita una colaboración en materia altas tecnologías para poder poner en marcha la modernización de su economía.
Y de  momento, esa cooperación no ha dado resultados aparentes y esta es la razón que explica que, entre las dos cumbres con la participación de Rusia, haya habido una pausa tan larga.

Con un intercambio comercial entre Rusia y ASEAN de unos 10.000 millones de dólares distribuidos entre los 10 países (en vísperas de la crisis, en la actualidad esa cifra será probablemente inferior) no se puede hablar de relaciones comerciales significativas.
Es verdad que se ha avanzado algo en la venta de armamento, pero hubo muchos proyectos propuestos a finales de los años 90 que, a pesar de los esfuerzos, nunca llegaron  a ponerse en práctica.

Rusia propuso la creación de consorcios regionales para la fabricación y comercialización de productos necesarios para la región como  aviones anfibios Be-200, centrales nucleares flotantes, etc.
Con algunos países en concreto, como Malasia y Vietnam, se lograron ciertos avances, pero ASEAN como mecanismo, ha fallado al momento de promover los intereses de Rusia en la región.

Como consecuencia, Rusia empezó a sentir hacia ASEAN la misma escasa simpatía que experimenta hacia la burocracia de las instituciones europeas. Mientras Moscú habla con países por separado, todo marcha bien, pero en cuanto se intenta hacerlo a nivel colectivo, el asunto sólo queda en cumbres y resoluciones.

Es posible que el enfoque mismo de la política de Rusia en el Sudeste asiático y en la región del Pacífico necesite una revisión profunda desde el punto de vista comercial, el intercambio o la adquisición de tecnologías.

Este enfoque sólo beneficiaría los planes de modernizar la economía rusa.
Entre tanto, continúa la vigencia de la conocida lista de prioridades en la región, como la cooperación en la prevención de los desastres naturales, las medidas para paliar sus consecuencias (en esto, Rusia siempre ayuda), la lucha conjunta contra el terrorismo, el desarrollo de la biotecnología…

Suena bien, pero le falta energía. Esas  mismas prioridades ya fueron expuestas en las reuniones del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y otros eventos de la región. Da la impresión de que se trata de giros de retórica acuñados desde hace tiempo.

Un resultado positivo de la Cumbre Rusia-ASEAN en Hanói podría ser la aprobación de un programa concreto de proyectos económicos y de desarrollo de tecnologías. Y mucho mejor, si dicho programa incluye alternativas  a las propuestas expuestas  a finales de los años 90.

Y no obstante, un avance indudable es el régimen de exención de visados entre Rusia y los diez países de ASEAN.

El flujo de turistas rusos que visitan la región crece a un ritmo acelerado y en la zona se están estableciendo comunidades rusas.
Sólo en Tailandia hay cerca de 15.000 residentes rusos. Y ello en la actualidad constituye un recurso muy importante para el desarrollo de las relaciones bilaterales.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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