El Día Mundial de los Animales se celebra el 4 de octubre y, además de promover su protección y mejor trato, sirve para recordar a las especies tristemente desaparecidas.
El tigre del Amur o tigre siberiano que habita en los Territorios de Primorie y de Jabárovsk está al borde de su extinción, aunque está bajo la protección del Estado ruso y su caza está prohibida desde 1947. Se calcula que, actualmente, su población apenas podría alcanzar los 500 ejemplares.
Durante los últimos 100 años la cantidad de tigres ha sufrido un descenso drástico. Hace un siglo había unos 100 mil animales, mientras que los últimos datos oficiales arrojan una cifra de sólo tres ó cuatro mil en 2010.
Lamentablemente, tres especies de estos felinos ya se han extinguido: el tigre del Caspio, el de Java y el de Balí.
En Rusia, sin embargo, el número de tigres siberianos se ha estabilizado y se registra una desaceleración en sus ritmos de reducción. “Según el actual estado de sus lugares de hábitat natural, la población de tigre siberiano debe ascender a unos 600 especímenes”, dijo el coordinador de programas de biodiversidad del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Rusia, Vladímir Krever.
A diferencia del tigre de Bengala o el de Sumatra, el tigre del Amur ataca a seres humanos muy raramente y sólo por autodefensa. El tigre siberiano tiene un peso de unos 200 kg y mide unos 220 centímetros de longitud. Es la segunda subespecie en tamaño, detrás del tigre de Bengala, pero es la más tenaz y más resistente al frío.
En la década de los 1990 se mataban anualmente alrededor de 80 tigres en el Lejano Oriente. Los parafarmacéuticos chinos pagaban a los cazadores furtivos rusos de 6 a 15 mil dólares por un macho.
Algunas partes del cuerpo del tigre se conocen en la medicina oriental tradicional como un fuerte bioestimulador. La frontera ruso-china era muy permeable y el servicio aduanero ruso se veía impotente para combatir este perverso contrabando de derivados del tigre debido, en parte, a la carencia de una experiencia previa en estos menesteres.
La deforestación también provoca a la extinción de estos felinos que se alimentan principalmente de ungulados que comen piñones, bellotas y otras frutas caídas de los árboles. Una vez cortados los cedros y los robles, estos animales migran y los tigres quedan sin alimento. La cadena se rompe. Además, es más fácil cazar tigres en zonas deforestadas.
Además, todo en este mundo está interrelacionado y los lazos son, a veces, muy sutiles y de largo alcance. La reducción de la población de tigres que cazan ciervos y jabalíes enfermos provocará, además, una sustancial reducción de los mismos debido a las enfermedades propagadas por los animales enfermos. Además, el tigre será sustituido por el lobo cuya conducta es mucho más agresiva. El tigre mata tantos ungulados cuantos puede comer, mientras que el lobo los mata a discreción.
El diseño de una estrategia global para evitar la desaparición del tigre es la tarea clave de la Cumbre Global del Tigre (noviembre de 2010, San Petersburgo) que contará con la asistencia de los jefes de gobierno de los 13 países donde habitan estos animales.
“Confiamos en que los países participantes adopten una declaración conjunta que oriente a las partes involucradas hacia un objetivo común: multiplicar por dos la población de tigre en libertad en todo el mundo hacia el 2022”, dijo Vladímir Krever.
El Global Recovery Action Plan que está elaborándose de cara al foro abordará programas nacionales de protección del tigre y otros asuntos más globales, como el comercio, almacenamiento y transporte ilegal de pieles de tigre, además de programas y medidas didácticas para proteger a este animal.
En 1996, Rusia adoptó la primera estrategia especial para especies protegidas, puesta en práctica en 1997 en el marco del programa federal para preservar el tigre del Amur: una red de reservas naturales, parques nacionales y zonas de protección forestal surgió en el área de hábitat del tigre.
Sin embargo, hoy en día, estas medidas resultan insuficientes para mantener la población del tigre. El nuevo programa ruso de protección del tigre prevé extender al máximo los territorios que están bajo la protección del Estado. Los ecologistas esperan que se apruebe la creación de una reserva natural en la cima de Strélnikov (Territorio de Primorie) y una zona de protección en la provincia china de Jilin. La reserva en cuestión comprenderá todo el parque nacional ruso Tierra del Leopardo.
El primer ministro ruso, Vladímir Putin, que hace dos años visitó la reserva del Ussuri, propuso desarrollar una nueva estrategia. Durante la citada visita, Putin asistió al examen médico de una hembra del tigre y le puso un collar con GPS para tenerla localizada en todo momento.
Los científicos planean poner estos collares a todos los tigres, al menos en los dos vedados del Ussuri y de Lazo, en el sur del Territorio de Primorie. Los antiguos radiocollares han resultado contraproducentes porque también han ayudado a los cazadores furtivos a localizar los tigres.
Hoy por hoy, se utilizan pocas cámaras fotográficas que se colocan dentro del bosque para registrar a los tigres. Son muy eficaces porque cada tigre puede identificarse por su único rayado de la piel. Las fotografías del tigre se guardan en una tarjeta de memoria instalada en la cámara que utilizan los científicos para compilar datos sobre cada tigre que habita en la respectiva zona.
En Rusia, el tigre no confía en los seres humanos y no les permite aproximarse. Durante siglos de feroz caza, la fiera ha desarrollado rechazo casi genético contra el hombre. Es evidente que ningún programa de protección ayudará a cambiar esta situación en breve, pero salvará a muchos animales.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
