Bombardeo B-52 éxito insuperable de la tecnología aeronáutica de EEUU

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La Fuerza Aérea de EEUU planea modernizar su flota de bombarderos estratégicos B-52 diseñados en los años 50 del siglo pasado.

La Fuerza Aérea de EEUU planea modernizar su flota de bombarderos estratégicos B-52 diseñados en los años 50 del siglo pasado.

B-52 Stratofortress, fortaleza volante de Boeing. Infografía>>

Se prevé que con la instalación de nueva aviónica y armamento estos aparatos estarán en servicio operacional del Ejército del Aire estadounidense al menos hasta el año 2040.

A pesar de haber sido diseñado hace más de 60 años, el B-52 sigue siendo el principal bombardero estratégico de la Fuerza Aérea estadounidense, situación ilustra muy bien la actual tendencia del desarrollo tecnológico en general.

A pesar del incremento de financiación, el avance tecnológico cada vez es más lento y esta contradicción es mucho más patente en la industria militar.

Cada generación de aviones de combate cuesta unas diez veces más que la generación anterior. En 2010, un caza estadounidense de quinta generación F-22 Raptor tiene un valor de 200 millones de dólares, y en 1985, el costo del aparato F-15 Eagle era de unos 20 millones de dólares.

 En 1960, un F-4 Phantom II costaba unos 2 millones de dólares y en 1959, el precio del caza más avanzado de aquella época,  el F-86 Sabre, costaba unos 200 mil dólares.

Como el resto de las monedas nacionales, al dólar también le afecta la inflación, pero es evidente que en los últimos 25 años desde 1985, el dólar no pudo devaluarse 10 veces y mucho menos 1.000 veces desde 1950. De todas maneras, cada generación nueva de aviones de combate es más costosa que la anterior y el proceso de diseño y fabricación cada vez tarda mucho más tiempo.

Desde el establecimiento de requisitos técnicos de los F-86 Sabre a finales de los 1940, el Ejército del Aire de EEUU los puso en servicio operacional en cuatro años. El desarrollo del F-4 Phantom II tardó siete años, en el 1950, el F-15 Eagle, demoró 11 años, de 1965 a 1976, y el diseño y construcción del F-22 Raptor, casi un cuarto de siglo, de 1981 a 2005.

La drástica subida de los precios junto con la prolongación de los plazos de entrega de nuevos aparatos evidencia que la industria aeronáutica se aproxima a una barrera tecnológica insuperable con la que hoy en día se enfrentan todos los mayores diseñadores y fabricantes de armamento.

Cada vez esta barrera y el precio a pagar por superarlo se hacen más altos.  Una vez superada la barrera, los diseños más avanzados aparecen uno tras otro y sustituyen a las versiones precedentes ya consideradas obsoletas.

Luego, las investigaciones para perfeccionar la tecnología requieren más y más inversiones hasta quedar altamente costosas y se enfrentan con otra barrera.

Hoy en día, se va a agotar la energía acumulada en las décadas de los 30, 40 y 50 del siglo pasado, es decir, durante la preparación para la Segunda Guerra Mundial, en el crisol de aquella guerra y en el período de posguerra.

En aquella época, las mayores potencias del mundo pudieron dar un salto tecnológico, "gracias" a la Segunda Guerra Mundial que les hizo aumentar  varias veces la inversión en trabajos de investigación y desarrollo de tecnología militar.

Casi todos los armamentos y material bélico modernos son versiones modernizadas de los modelos diseñados para  la Segunda Guerra Mundial.

 Los primeros aviones de combate a reacción, armamento guiado de varios tipos, radares eficaces y misiles balísticos y de crucero fueron fabricados en aquel período. Los ingenieros entienden perfectamente la situación con la barrera tecnológica. Pero el personal administrativo, tanto gerentes en empresas como los altos cargos militares ó políticos, ni expertos sin formación en ingeniería no pueden o no quieren entenderlo.

Su ignorancia puede llevar a consecuencias desastrosas. Por ejemplo, en caso de apostar por aviones de última generación sin tomar en consideración la relación entre su costo y eficacia es posible que estos aparatos se pongan en servicio operacional.

Cada nuevo avión sólo será unas dos veces más eficaz pero su precio aumentará unas diez veces. Así las cosas, el país que ha diseñado la citada tecnología avanzada se verá ante el siguiente dilema: en caso de comprar aviones de nueva generación sin aumentar los gastos militares, esto reducirá cinco veces la eficacia del Ejército del Aire nacional.

Para mantener el mismo nivel de su eficacia es necesario aumentar cinco veces los  gastos y para mantener el mismo número de aviones reforzando dos veces su potencia se debe aumentar diez veces los gastos. Es evidente que el citado aumento puede llevarse a cabo durante un largo período o frenarse artificialmente en varios ámbitos.

Un crecimiento paulatino en presupuestos militares de Rusia y EEUU durante la Guerra Fría acompañado por la reducción de armas de cada nueva generación que se pusieron en arsenales de las Fuerzas Armadas de ambos países es un buen ejemplo.

Terminada la Guerra Fría, decayó la necesidad de un crecimiento infrenable de los gastos militares. El ritmo de desarrollo tecnológico se ha hecho mucho más lento y la producción en serie de varios modelos ya fue imposible.

En Rusia este proceso coincidió con conmociones políticas y sociales tras el colapso de la URSS, cuando el país no sólo tuvo que cancelar muchos programas importantes sino también reducir drásticamente las fuerzas existentes.

EEUU asimismo terminó de destinar recursos para el desarrollo y fabricación de muchos proyectos prometedores debido a su precio muy alto y plazos de entrega muy largos.

Washington fracasó en su intento de superar la nueva barrera tecnológica por medio de la realización de varios programas ambiciosos, incluido el FCS (Future Combat Systems). Los nuevos aparatos del programa FCS pasaron a ser demasiado caros incluso para EEUU en comparación con las versiones modernizadas de modelos diseñados en la década de los 70 con eficacia casi igual. Así las cosas, el citado programa fue cancelado.

Nadie se imagina cuánto tiempo se necesitará para superar esta barrera. Según la información disponible, los militares y diseñadores de armamento y material rusos y estadounidenses apuestan por continuar fabricando y poniendo en servicio operacional durante varias decenas de años los sistemas que ya están en los arsenales de las Fuerzas Armadas.

Es lógico porque parece poco probable que se elaboren tecnologías militares absolutamente nuevas capaces de cambiar nuestra historia, como el reactor nuclear, propulsor a reacción, radar, que aparecieron a mediados del siglo pasado.

Por eso tenemos que modernizar las tecnologías existentes cada vez pagando un precio más alto por aumentar su eficacia y esperando grandes descubrimientos tecnológicos.

El bombardero gigantesco octomotor B-52 diseñado en el período de 1946 a 53 y fabricado hasta 1962 que está en servicio operacional del Ejército de Aire estadounidense durante muchas décadas sigue siendo el símbolo de la citada tendencia.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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