Así fue como nació la bomba atómica

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Se considera que la era atómica comenzó el 16 de julio de 1945, hace 65 años cuando por primera vez se hizo la prueba de una bomba nuclear en la historia.

Se considera que la era atómica comenzó el 16 de julio de 1945, hace 65 años cuando por primera vez se hizo la prueba de una bomba nuclear en la historia.

La era atómica cambió para siempre la situación geopolítica en el mundo, así como los métodos y técnicas, la táctica y la estrategia políticas. A partir de ese día, el armamento nuclear pasó a ser un instrumento de acción política de máxima importancia.

El lenguaje militar y político se vio enriquecido con la expresión: "equilibrio atómico", que suponía el temor al uso de la bomba que conllevaría a una aniquilación inevitable y completa. Estamos hablando de un fenómeno difícil de entender pero que, no obstante, se convirtió en algo inevitable en la vida de la humanidad.

Todo empezó, como ya hemos dicho, hace exactamente 65 años.

Los Estados Unidos no dudaron en usar este instrumento de presión en dos ocasiones en agosto de 1945, contra las ciudades japonesas de Hiroshima, con 66.000 víctimas mortales al instante, y Nagasaki, con 40.000 víctimas.

Hasta este momento, EE.UU. sigue siendo la única potencia que ha usado la bomba atómica con objetivos militares. Fue aquella una demostración de fuerza monstruosa a la par que vergonzosa y lo fue hasta tal punto que hoy en día el país agresor sigue teniendo grandes remordimientos de conciencia y sigue intentando justificar aquella barbarie alegando que, sin ella, la Segunda Guerra Mundial habría tardado mucho en acabar.

El Jefe Militar del proyecto Manhattan para el desarrollo de la bomba atómica, el General Mayor Leslie Groves en persona, reconoció que las bombas estaban destinadas para ser usadas, en primer lugar, contra la URSS de Stalin. Los trabajos para su creación empezaron antes de que estallara la guerra con Japón: recordemos que las primeras investigaciones -todavía de un modo disperso- fueron llevadas a cabo en el año 1939. El presidente Roosevelt firmó la autorización oficial para la creación de la bomba el 6 de diciembre de 1941, en vísperas del ataque de los japoneses a Pearl Harbour, que se produjo al día siguiente.

Los científicos involucrados en el Proyecto Manhattan estaban perfectamente al tanto de lo que estaban haciendo. De acuerdo con sus memorias, sus preocupaciones, lejos de estar relacionadas con las consecuencias del uso de la bomba atómica, pasaban por la necesidad de asegurar el funcionamiento de "The Gadget", nombre bajo el que se ocultaba la bomba "Trinity".

Por otra parte, las reflexiones moralizadoras, hipócritas y faltas de sentido, tampoco habrían servido para mucho. Estaban en una época diferente y tenían unos valores éticos diferentes. El mundo vivía la lucha contra el nazismo, el mayor de todos los males habidos y por haber y todos entendían para qué era necesario "The Gadget". Así como todos entendían la necesidad de su creación y el inevitable horror que acarrearía su uso.

El responsable del ensayo del Proyecto "Trinity", Kenneth Bainbridge, le dijo al profesor Julius Robert Oppenheimer, un par de horas después de la realización de las pruebas: "Ahora, todos somos unos hijos de puta". Y estaba dando en el clavo.

Existe un sinnúmero de documentos que confirman estos hechos, los cuales, no obstante, son frecuentemente olvidados, pasados por alto o tergiversados. Y valdría la pena recordarlos, aunque sea sólo por razones de ética histórica, pues no es posible responder a la pregunta de "¿qué hacer?" antes de aclarar la de "¿de quién es la culpa?"

En este respecto todos los países tienen sus figuras odiosas, sus fantasmas, de los que no estaría mal hablar abiertamente para tener una visión más amplia de los hechos históricos.

Las armas atómicas o nucleares vieron la luz, pues, el 16 de julio de 1945 en el Polígono de pruebas de Alamogordo, en el desierto de Nuevo México, a las 05.30 de la madrugada (exactamente a las 05.29.45). En el marco de la realización del Proyecto "Trinity" se hizo explotar la primera carga atómica con una potencia de 21 kilotones (TNT). Desde aquel momento el mundo ha recorrido un largo camino, en el que el número de potencias nucleares aumentó hasta dos con la incorporación de la URSS y luego hasta cinco.

En la actualidad el número de países que poseen la bomba atómica, lo hayan declarado o no, se estima en diez.

Desde finales de los años 40 y 50, las potencias nucleares se empeñaron en limitar el número de miembros de aquel club elitista y promover la idea del "átomo pacífico". El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) fue firmado en su momento por los Cinco Grandes: Inglaterra, la República Popular China, la URSS, EE.UU. y Francia. No obstante, Pekín y París se unieron al Tratado de forma oficial tan sólo en el año 1992.

En la actualidad, el documento cuenta con 188 países firmantes. Desde mediados de los 70, sin embargo, empezó un proceso de ampliación del "club nuclear". India realizó por primera vez ensayos nucleares en 1974, llevando a cabo pruebas en 1998 con cargas nucleares y termonucleares. En el mismo 1998 lo hizo Pakistán.

En 2006 realizó pruebas Corea del Norte. Israel, aunque sin reconocerlo ni desmentirlo, posee la bomba atómica y dispone de entre 100 y 200 cabezas nucleares de última generación. Pero se da el caso de que ni Israel, ni la India ni Pakistán han firmado el TNP. En 2006, Irán anunció que disponía de la tecnología necesaria para la obtención de combustible atómico en condiciones de laboratorio.

Algunas informaciones apuntan a que, en Sudáfrica, también se estuvo trabajando en la creación de la bomba, llegándose a realizar pruebas en cooperación con Israel en 1979; más tarde, sin embargo, el proyecto fue interrumpido, uniéndose el país al TNP. Del mismo modo estuvieron ensayando con materiales nucleares Libia, Irak, Taiwán y Siria. No obstante, por diferentes motivos los ensayos cesaron.

Existe otro grupo de países "cuasi nucleares": es decir, aquellos que disponen de la tecnología necesaria para la creación de la bomba, pero por razones políticas o económicas no siguen adelante. Son Argentina, Brasil, Egipto, Corea del Sur, Siria, Libia y la República de Sudáfrica.

De acuerdo con las datos del Organismo Internacional de Energía Atómica, el OIEA, el principal organismo de control de observación del TNP, un total de 30 países, en caso de desearlo, podrían unirse al club nuclear.

Nadie puede pensar en serio que alguno de los cinco veteranos del "club nuclear" llegue a usar sus armas. El problema radica en el hecho de que el mundo podría precipitarse al abismo por culpa de los Estados con potencial nuclear. Así como por culpa de los excesos de celo preventivo.

Israel, de hecho, ha lanzado ya en dos ocasiones ataques contra instalaciones nucleares "sospechosas" de los países vecinos. En 1981 fue destruido un objetivo en Irak y en 2007 los israelíes bombardearon "objetivos nucleares" en Siria.

También los Estados Unidos, bajo el gobierno del anterior Presidente George Bush, invadieron Irak, pretextando la existencia de armas de destrucción masiva. Es muy probable que Oriente Medio sufra las catastróficas consecuencias del siguiente posible ataque de Israel, esta vez contra Irán.

Queda más que patente que, mientras entre las potencias nucleares, por separado y juntas, y las no nucleares siga habiendo discrepancias de carácter político, económico, territorial, de materias primas u otro, apenas se llegará a conseguir la utopía de un mundo libre de armas nucleares. Parecen ser muchos los que siguen viendo en este instrumento de presión la imprescindible "prolongación de la política con otros medios".

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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