Moscú, 25 de abril, RIA Novosti. La Conferencia Internacional sobre el Racismo organizada por la ONU en Ginebra del 20 al 24 de abril pasado, desveló grandes contradicciones entre los países europeos y el mundo musulmán y Rusia intentó encontrar compromisos entre posturas antagónicas, reveló hoy el viceministro ruso de Asuntos Exteriores Alexandr Yakovenko.
"Los países de Europa occidental se manifestaron por una libertad de expresión absoluta es decir, dibujar caricaturas del profeta Mahoma y hacer comentarios ofensivos a los sentimientos religiosos, los países musulmanes exigían que el estado debe defender a los creyentes, y Rusia intentó lograr un compromiso entre posturas antagónicas", dijo Yakovenko, presidente de la delegación rusa en la conferencia de Ginebra.
El funcionario afirmó que muchas de las intervenciones en la conferencia estuvieron saturadas de política como la del presidente de Irán, Mahmud Ajmadineyad, quien declaró que "Israel es un régimen racista", lo que provocó agrias protestas en algunas capitales europeas.
"Fue un discurso muy político y exagerado, pero al mismo tiempo, reflejó la postura oficial de Irán, ya que el gobierno de ese país considera que Israel adelanta una política racial en los territorios ocupados", dijo Yakovenko.
El viceministro dijo que Israel debió de haber participado en la conferencia, responder a las críticas expuestas por el líder iraní y explicar al resto de países su punto de vista.
A juicio de Yakovenko, la conferencia organizada por la ONU en Ginebra demostró que en materia de los derechos humanos no hay unidad en el seno de la Unión Europea.
"Tuvo lugar una seria división en las filas de la UE. Algunos representantes de países abandonaron al sala y sin embargo todos aprobaron el documento final. Lo más curioso fue que en la etapa final, la delegación checa que preside la UE abandonó la sala, por lo que la UE, de hecho quedó sin representante en la conferencia", subrayó Yakovenko.
Añadió que la delegación rusa participo activamente en la elaboración del texto de la declaración final, que sin mencionar a países concretos, destacó la necesidad de luchar a nivel legislativo contra el racismo, todo tipo de discriminación y otros problemas que afectan a las minorías nacionales en muchos países.
