Un político relegado habitualmente al segundo plano, el subjefe primero del Gobierno ruso Dmitri Medvédev, se convirtió de la noche a la mañana, gracias a Vladímir Putin, en el personaje más popular del momento. Varios expertos han intentado esbozar un retrato psicológico del hombre que, probablemente, asumirá dentro de poco la jefatura del Estado ruso.
Andrei Zheldak, psicólogo de profesión y director gerente de la agencia de marketing Qualitative Quest, considera que es innecesario conocer a Medvédev en persona para descubrir su característica clave: es un hombre absolutamente correcto.
Como funcionario guiado, Medvédev es genial, un auténtico regalo para cualquier sistema, opina Zheldak. "La mayoría de los juristas pertenecen a este tipo psicológico. Son individuos que funcionan bien en una situación estable, con la cual están familiarizados, y que se pierden en situaciones impredecibles o críticas. Sus problemas básicos son la falta de espontaneidad y de vitalidad, una imaginación reprimida y la escasa propensión a la labor creativa", explicó el psicólogo. "Un autocontrol constante y riguroso, combinado con la falta de espontaneidad, provoca ataques de nervios. Y, puestos a hablar de situaciones fronterizas, ellos tienen con frecuencia toda clase de ideas fijas".
Buena parte de los expertos entrevistados por Nezavisimaya Gazeta coinciden en que el principal pretendiente al cargo de presidente no es un hombre carismático, defecto que les parece inadmisible para el líder de una nación como Rusia.
Elena Kóneva, directora de la agencia de estudios Comcon, piensa que es difícil encontrar a un personaje más inexpresivo en el mundo de la política. "La imagen de Medvédev es esterilizada, llana, sin nada a qué agarrarse. Su aspecto evoca a la mente las antiguas pancartas de Juventudes Comunistas. Incluso si uno lee numerosas declaraciones suyas sobre diversos temas, nada queda en la cabeza. El estilo de su discurso es educado pero inexpresivo aunque, en general, intuyo que es un hombre sincero en sus manifestaciones, y que su lenguaje no es una máscara sino el reflejo de su naturaleza".
Medvédev es un yuppie, en opinión de Kóneva. "Los dirigentes de este tipo no son del todo adecuados para Rusia. Más bien, es la imagen de un líder suizo o danés. Medvédev, incluso cuando llega a manifestar ciertas características como inteligencia, refinamiento, moderación o carácter predecible, parece ser alguien que no está completamente a tono con Rusia. Lo que se aprecia aquí es la fuerza", señaló ella.
