San Petersburgo, 14 de junio, RIA Novosti. Los presidentes de Rusia y Georgia, Vladímir Putin y Mikhail Saakashvili, se reunieron el martes en San Petersburgo para intentar un acercamiento de las respectivas posturas de cara al arreglo de los conflictos en Abjasia y Osetia del Sur y otros problemas que últimamente habían agriado las relaciones bilaterales, como por ejemplo el embargo ruso sobre la importación del vino georgiano.
El mandatario ruso calificó la conversación de ‘abierta y provechosa’ aunque prefirió salir por la tangente ante la pregunta de si Rusia y Georgia lograron algún acercamiento gracias a ese encuentro: ‘Vengo de Sochi que está a una distancia de caminata breve desde allí, así que no es ningún problema’. Saakashvili ofreció su propia lectura de esas palabras señalando que ‘Vladímir Putin acaba de confirmar la integridad territorial de Georgia’, pues Sochi se encuentra muy cerca de Abjasia.
En opinión de Putin, ‘uno no puede dedicarse al arreglo con cuchillo o navaja de afeitar, se requiere paciencia, deseo de buscar fórmulas de compromiso y establecer puentes’. No entre Rusia y Georgia sino entre esta última y las entidades rebeldes en su territorio, precisó él.
Más adelante, el presidente ruso sugirió que una solución democrática implica la necesidad de preguntar en primer término lo que piensa el pueblo a este respecto y mencionó como ejemplo el referéndum organizado en Chechenia para aprobar la Constitución de esta república.
Saakashvili, a su vez, se pronunció por un mayor grado de coordinación con Rusia para solucionar los problemas pendientes en el Cáucaso y dijo que en la actualidad Georgia se expone a la amenaza diaria de provocaciones y anexiones territoriales. El dirigente georgiano reiteró su adhesión al principio de una solución negociada pero advirtió, al mismo tiempo, que Tbilisi no va a ceder un ápice del territorio nacional.
Refiriéndose al embargo ruso sobre las importaciones vinícolas desde Georgia, Putin dio a entender que será levantado en cuanto ambas partes hayan resuelto el asunto de la falsificación de bebidas alcohólicas. ‘El alcoholismo es un problema muy espinoso para Rusia y un 60% de esa producción es adulterada’ – precisó él.
