"Apoyamos al cien por cien las decisiones que se han tomado a nivel europeo. Francia es un país clave en la Unión Europea y ni siquiera vamos a poner en entredicho esas decisiones. No hay manera de eludir las sanciones. Pero en el marco de esas sanciones existe un margen de maniobra que [Francia] quiere utilizar para cooperar con Rusia en materia económica", explica el ministro al rotativo ruso.
En agosto de 2014 Moscú prohibía importar una lista de alimentos procedentes de los mismos países que habían impuesto sanciones a Rusia: Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Australia, Noruega, Liechtenstein, Ucrania y Montenegro. La medida afectó a productos como la carne, los mariscos, las verduras, la fruta y los productos lácteos.
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"Ahora no solo es Francia, sino también otros países europeos los que manifiestan, a nivel nacional, que las sanciones los están perjudicando porque influyen negativamente en su economía. Francia está entre ellos e intenta que la situación le acabe beneficiando. Es decir, por una parte Francia, como miembro de la UE, apoya las sanciones y por el otro intenta mitigar sus efectos", explica a Sputnik Nadezhda Uzúnova, politóloga del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos.
En cualquier caso, París se está centrando ahora en hacer frente a las dificultades económicas del país, apunta Uzúnova. "Concretamente las que están sufriendo los sectores afectados por la respuesta rusa a las sanciones".
"Es posible que en Francia acaben utilizando ese diálogo para compensar la poca confianza que existe entre ambos países. No se puede excluir que con ese diálogo intente volver a entablar uno político con Moscú", añade Uzúnova.
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