El politólogo ruso Vitali Tretiakov está convencido de que el Kremlin no puede mantener la vista gorda ante la línea anti-rusa de Ucrania y debería atajarla decididamente, revisando su política con respecto a Kíev.
Una vez fracasada la aventura político-militar georgiana en Osetia del Sur, cabría esperar por parte del actual Gobierno de Ucrania la siguiente provocación de este tipo contra Rusia, advierte Tretiakov en un artículo publicado hoy en el diario Izvestia.
Ucrania no es autónoma en su política interna y exterior que obedece únicamente a dos estímulos: causar el mayor daño posible a Rusia y obtener a cambio el máximo beneficio para los sectores nacionalistas de la élite ucraniana, traspasando la soberanía nacional a la jurisdicción de Washington y Bruselas.
Los creadores del Estado ucraniano, en opinión de Tretiakov, cometieron en 1991 un error fundamental que, tarde o temprano, se traducirá en una catástrofe para su proyecto y, de momento, complica la vida a los demás: descartaron las características reales de un territorio denominado República Soviética Socialista de Ucrania e intentaron formar una versión pura del Estado-nación, a pesar de que no había condiciones objetivas para ello.
El tránsito del gas ruso hacia Europa es un negocio que ayuda hasta ahora a la supervivencia económica de Ucrania pero en el ámbito político su élite ha subsistido y sigue viviendo de la renta anti-rusa. Moscú necesita actuar de manera enérgica y cambiar la totalidad de su política en relación con Kíev, concluye Tretiakov.
