YAKARTA, 21 de noviembre, RIA Novosti. El presidente norteamericano George Bush realizó ayer lunes de visita a Indonesia que duró más de seis horas.
Durante su vuelo de la ciudad de Ho Chi Minh desde Hanoi, donde el jefe de la la administración estadounidense asistió a la cumbre de la APEC, quedaron averiados los neumáticos del avión presidencial. Pero antes de la partida para Indonesia los técnicos lograron reemplazarlos.
Durante su segunda visita a Indonesia Bush no osó mirar la cara de los indonesios sencillos que durante protestas masivas lo califican de "terrorista de estado" y "criminal de guerra". En 2003 también logró evitar visitar lugares concurridos y se reunió con el entonces presidente indonesio Megavati Sukarnoputri en la isla de Bali.
Al aterrizar en la base aérea de Halim, cerca de Yakarta, el presidente norteamericano y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que lo acompañaba se embarcaron en un helicóptero que los llevó, acompañado pro otros cuatro helicópteros, a la antigua residencia suburbana de los gobernadores holandeses que se encuentra en el Jardín Botánico de Bogor, cerca de Yakarta. Para la visita de Bush se habían construido allí pistas de helicóptero lo que dio más pábulo al fuego de las protestas.
Pese a las extraordinarias medidas de seguridad adoptadas por las autoridades indonesias (a los habitantes de Bogor se les había pedido permanecer en casa), la Dirección Nacional de Inteligencia del país no descarta la posibilidad de atentados terroristas durante la visita. Durante todo el día la prensa indonesia discutía sobre la probabilidad de que entre los manifestantes pudiera figurar un terrorista kamikaze. Desde luego que durante el vuelo a bordo de helicóptero semejante atentado terrorista no podía representar peligro alguno para Bush. Esta circunstancia no les evitó a los visitantes norteamericanos otro momento desagradable en el momento de su llegada a Bogor donde les estaba esperando el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono: llovía a cántaros. No obstante, la tormenta no pudo dispersar a todos los manifestantes que permanecían en espera de Bush, y unos mil de ellos recibieron al presidente norteamericano con exclamaciones de descontento que sonaron más alto que el trueno. El propio jefe de la administración estadounidense calificó en su charla con reporteros la protesta de los indonesios contra su visita como manifestación natural de democracia en acción.
Según manifestó durante la conferencia de prensa conjunta el presidente Yudhoyono, durante su reunión ambos presidentes trataron los problemas de la cooperación de los dos países en el campo de la educación, el desarrollo de fuentes de energía alternativas, la lucha contra la gripe aviaria y la creación del sistema de aviso temprano sobre los tsunamis. El presidente de Indonesia expresó su gratitud a EE.UU. por la ayuda prestada en la eliminación de las consecuencias del maremoto que en diciembre de 2004 se llevó decenas de miles de vidas.
Los jefes de Estado discutieron también una serie de asuntos relativos a la situación internacional, incluido el programa nuclear de Corea del Norte y la situación en Oriente Próximo.
Según comunican fuentes autorizadas, durante las conversaciones Yudhoyono recalcó la necesidad de elaborar el calendario de la retirada de las tropas norteamericanas desde Irak. Pero el invitado no contestó nada a esta propuesta.
El encuentro que Bush sostuvo a la mesa redonda con representantes de la sociedad indonesia, entre los que no hubo ni una figura verdaderamente importante, tampoco terminó con declaraciones nueva. Los líderes de los musulmanes indonesios manifestaron que era inútil sostener encuentros con el presidente norteamericano, ya que una mesa redonda parecida, celebrada durante la visita pasada, no dio por resultado ninguna corrección de la política de Washington.
