Las empresas energéticas europeas han procedido urgentemente a la prórroga de sus contratos con Gazprom a pesar de que esos acuerdos expiran dentro de mucho tiempo. Los expertos explican el fenómeno por el deseo de asegurarse las entregas del combustible ante la creciente contracción de la oferta del gas.
El presidente de Gaz de France, Jean-François Cirelli, afirma que el nuevo contrato viene a sustituir el acuerdo vigente, válido hasta 2012. El grupo alemán E.ON también ha anunciado la prórroga de los contratos actuales, que expiran en 2020, por otros quince años.
Los analistas rusos dudan que las tarifas sean renegociadas al alza porque Gazprom, con sus reiteradas promesas de subir el precio, se ha referido en primer término a las naciones de la Europa del Este, las cuales todavía compran el gas ruso a precios fijos, a diferencia del contrato con Francia que se basa en una fórmula variable, vinculada al precio del fuel-oil.
Algunos expertos sugieren que Gazprom quiere recabar ciertos privilegios de la parte francesa en lo que concierne a las condiciones del transporte, alquiler de depósitos o hasta compra de participaciones en las subsidiarias de Gaz de France.
Más que la futura subida de precios, a Europa le preocupa ahora la eventual escasez de gas. La oferta se contrae, así que los países europeos quieren asegurarse una cuota en los suministros de Gazprom y se esfuerzan por ofrecerle las condiciones más ventajosas.
Gazprom es perfectamente consciente de que domina el mercado del gas europeo y aprovecha esa posición.