Les compete únicamente a las estructuras oficiales encargar la construcción de los elementos insfaestructurales sujetos a financiación con cargo a los recursos acumulados en el Fondo de Inversiones, declaró ayer el ministro de Desarrollo Económico y Comercio, Guerman Gref.
No obstante, expertos ponen en entredicho la eficacia del control estatal sobre la ejecución de estos proyectos.
A juicio de Gref, el Estado debe efectuar el control sobre las obras en construcción con el fin de prevenir el "despilfarro de los fondos". A tales efectos propone confiar a los monopolios la ejecución de los proyectos en el dominio de infraestructura o convertirse en sus propietarios, una vez terminadas las obras.
"Resulta evidente que en los últimos años el Gobierno renunció al modelo liberal de gestión económica, optando por una mayor presencia del Estado en la economía por lo que no hay nada de extraño en las declaraciones de Gref", comenta el analista de Troika Dialog, Antón Sruchenevski.
En 2006 el Fondo de Inversiones acumula 69,7 mil millones de rublos y en 2007 podría sumar unos 200 mil millones, cifras nada despreciables.
La iniciativa del ministerio tuvo una acogida dispar entre los expertos. "Importa actuar con moderación lo que también es válido para la regulación estatal. De lo contrario, Rusia se expone al riego de convertirse en el país sin capitales privados", dice el director de operaciones del Banco Ruso de Desarrollo, Pavel Kirillov.
El carácter poco transparente de la contabilidad que llevan muchas compañías impide al Gobierno confiarles la utilización de las asignaciones presupuestarias, sostiene la jefa del departamento analítico de ING Bank, Yulia Tsepliaeva. Al propio tiempo, el procedimiento propuesto por el ministro adolece de deficiencias, cree la experta. "Las estructuras oficiales nunca se ha desvelado como propietarios diligentes ni gestores eficaces por lo que es muy probable la contingencia del despilfarro de los recursos procedentes del Fondo de Inversiones", concluye Tsepliaeva.
