EN LA GUERRA DE ORIENTE PROXIMO SOBRAN EMOCIONES

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Piotr Románov, RIA Novosti. Una nueva guerra mesoriental trajo consigo, como siempre, no sólo tragedias, sino también una eclosión de emociones, lo que es comprensible, ya que mueren no sólo soldados israelíes y milicianos de Hezbollah, sino población civil.

Piotr Románov, RIA Novosti. Una nueva guerra mesoriental trajo consigo, como siempre, no sólo tragedias, sino también una eclosión de emociones, lo que es comprensible, ya que mueren no sólo soldados israelíes y milicianos de Hezbollah, sino población civil.

Como sucede en cualquier otra guerra. Las guerras no admiten calificativos como pulcritud y humanitarismo. No obstante, hay emociones y emociones. Una cosa es cuando las emociones se apoderan de la gente sencilla y otra, cuando comienzan a prevalecer en la actividad de políticos, politólogos o comentaristas de temas políticos. Entonces se pierde la objetividad a la hora de dar a publicidad los sucesos, lo que, ante todo, peca de improfesionalismo.

Por esta razón, precisamente la mayoría de actuales comentarios sobre el tema mesoriental tienen un matiz marcadamente antiisraelí. Todos ellos ponen acento en el carácter "inadecuado" de la respuesta israelí a la captura de varios soldados judíos por palestinos y milicianos de Hezbollah. Puede ser que es verdad, pero no está claro qué es lo que consideran "adecuado" los críticos de Israel. ¿En qué balanza se proponen pesarlo? ¿No podremos llegar al absurdo siguiendo ese camino?

¿No significará esto que si Hamas o Hezbollah matan a un israelí de 30 años, con instrucción superior, padre de dos hijos, pero divorciado, será adecuado el asesinato de un árabe de 30 años, con instrucción superior, padre de dos hijos y obligatoriamente divorciado? Si alguien considera real esta variante, háganlo saber verbalmente o de cualquier otra forma. Pero ¿de qué forma? Ya no me refiero a que semejante aritmética, teniendo en cuenta la desproporción numérica entre los recursos humanos de Israel y los del mundo árabe, es suicida para Israel.

Hay que tener presente también otro fenómeno. Los milicianos de Hezbollah atacan a Israel utilizando los medios que tienen a su disposición. ¿No piensan ustedes que esa organización extremista mate menos israelíes que ellos a los árabes por razones de su humanitarismo? Simplemente, más no pueden. ¿Acaso realmente creen ustedes que los pacifistas reprimen sus emociones? Pues bien: Israel, lo mismo que Hezbollah se defiende (y ataca) utilizando su potencial bélico y habilidad. El que hoy Israel está mejor armado, nada tiene que ver con la moral. Por esta vrazón, reprochar de amoralidad a Israel es pura demagogía.

Las emociones conducen a lo que en el juego de naipes se califica como fullería. Muchos reprochan a Israel de que no ha cumplido la resolución de la ONU, pero pasan en silencio que el Líbano tampoco ha cumplido la resolución de desarmar los contingentes armados en su territorio. Al decírselo a los arabistas, en el acto hallarán argumentos para replicar que el Líbano no pudo cumplir esa resolución por varias razones. Está claro. ¿Acaso podrá el Gobierno libanés desarmar a Hezbollah, cuando los miembros de esa organización son muy influyentes en el país e incluso forman parte de su Gobierno?  El sentido común sugiere la idea de que eso no es real. En tal caso ¿no le parece igualmente demagógica la exigencia que se presenta a Israel?  Este país tiene sobrados argumentos para afirmar que en aras de mantener su seguridad, simplemente no podrá volver a las fronteras viejas, ni abrir sus puertas para la afluencia masiva de refugiados palestinos. Por consiguiente, tanto el Líbano como Israel se atienen a su lógica. Para evaluar desde la óptica objetiva la situación en Oriente Proximo hace falta reconocerlo.

Las afirmaciones de que Israel se porta inadecuadamente, cobrarían mayor fuerza si un político o politólogo del mundo pueda ofrecer un programa realista de solución negociada del conflicto anquilosado. Si usted quiere ser objetivo, tendrá que reconocer que hoy tales iniciativas simplemente no existen. Se puede repetir a cada rato "Hoja de Ruta" como Padre Nuestro, pero el color de la arena en Oriente Proximo no variará. De tal modo, antes de criticar a cualquiera de los adversarios, hay que ofrecerles una alternativa y, quién sabe, tal vez Israel y Hezbollah hagan paces.

Dos maneras de conducta de signo contrario: la de Israel, por un lado,  y la de Palestina, por el otro, no pueden dejar de ejercer influencia sobre  las emociones que sirven de telón de fondo. Esta vez Israel no fue el primero en descargar el golpe; lo hicieron sus vecinos que después del secuestro de los soldados israelíes se volcaron a las calles de Gaza y Beirut para celebrarlo. Israel no apeló a los cielos ni a la comunidad internacional: su respuesta fue golpe con golpe. Hoy también en tierra israelí estallan misiles y mueren habitantes civiles. Pero ¿hay quién ha oído los pedidos de ayuda de Israel? Allí luchan a regañadientes, siendo distinta la reacción del Líbano y Palestina. Tan pronto se produjo la rotunda respuesta, cambiaron en el acto el júbilo por los llantos y comenzaron a implorar ayuda de la comunidad mundial. Estas lamentaciones, activamente divulgadas por TV a escala mundial, no pueden dejar de ejercer influencia sicológica sobre el mundo circundante. Y realmente la ejercen.

Por último, toda vez que se agrave la situación en Oriente Próximo, comienzan las búsquedas de quién fue el primero en tirar la piedra. Y siempre descubren al culpable. Quien simpatiza con Israel, dirá que son los árabes. Quién simpatiza con los árabes, dirá que son los judíos. A ello se reduce la objetividad. Entretanto, adentrándose en el pasado, se podrá  recordar incluso el conflicto bíblico entre Sarah y Agar. Aunque ni siquiera el texto bíblico da respuesta exhaustiva a la interrogante de cuál de las dos señoras era más culpable. A mi modo de ver, ambas.

 Naturalmente, sólo podemos aplaudir todos los esfuerzos encaminados a dar solución dialogada al antiguo conflicto. La guerra, digan lo que digan los pesimistas, crea un ambiente anormal y perverso para el hombre. Pero el chance de éxito en materia del arreglo negociado lo tendrá solamente aquel mediador que no se rija por las emociones, sino por el sentido común y el enfoque objetivo de los dos bandos en conflicto.

Por cierto hoy no se sabe bien dónde se puede encontrar a ese mediador. Los franceses que hace poco han visitado Beirut, simpatizan sinceramente con los libaneses, mientras que Condoleezza Rice que hace maletas para partir a la zona de conflicto, simpatiza con Israel. Por consiguiente, no veo aún a tal mediador objetivo. Si tengo razón, la guerra continuará, lo que es de lamentar.

 

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