Moscú, 20 de julio, RIA Novosti. La situación crítica que surgió hace unas semanas en el mercado de alcohol de Rusia, resultado de lo cual de las tiendas de hecho desaparecieron vinos y más tarde otras bebidas alcohólicas, puede eliminarse sólo entre noviembre y enero, no antes, sostienen expertos.
El 1-ro de enero de 2006, en Rusia entró en vigor la nueva redacción de la ley federal "De la regulación por parte del Estado de la producción y venta del alcohol etílico y los productos que contienen alcohol", tras lo cual empezaron a introducirse nuevos timbres de accisas, con más alto nivel de protección. Ello se hizo para impedir el acceso de los productos falsificados al mercado. Pero la impresión de nuevos timbres en la maquinaria de la compañía ATLAS, elegida por el Estado, chocó con muchas dificultades; los timbres que salían de ésta los era imposible pegar a las botellas de vino. Por esta razón, los nuevos suministros de vinos a los comercios de hecho no se realizan a partir del 1-ro de julio.
Lo curioso es que es imposible fabricar los timbres en cuestión al margen de la maquinaria ATLAS, convertida por el Estado en un monopolio, el que ha resultado ser ineficaz. Como consecuencia de ello, de hecho permanecen parados la producción, el transporte y el comercio mayorista y minorista del alcohol.
Por supuesto, los rusos no se verán obligados a tomar agua de colonia, como lo hacían algunos en tiempos pasados. Lo más probable es que las botellas con viejos timbres de accisas (son aproximadamente un millón), junto con la nueva producción no marcada, se dirijan al mercado negro, a donde se dirigirán también la mayoría de los clientes. O sea en esta situación va a ganar la economía sumergida.
