San Petersburgo se prepara a recibir a los altos huéspedes que van a asistir a la reunión en la cumbre del G8.
Se trata de un acontecimiento significativo para Rusia, sin lugar a dudas, pero para los habitantes de la capital septentrional, en cuyo recuerdo es fresca todavía la celebración del 300 aniversario de la ciudad, el encuentro que se acerca ya es una pesadilla. Los organismos judiciales les aconsejan permanecer quietos en casa, máxime que durante el foro se prevé cortar la comunicación por aire, agua y ferrocarril con el resto del mundo.
Los preparativos se desarrollan en todos los frentes. Se restauran las fachadas en la parte céntrica de la ciudad y a lo largo de las carreteras por las que pueden transitar los altos huéspedes. Sus rutas no se conocen de antemano, por ello la renovación abarca extensas áreas.
La aproximación del gran acontecimiento ya la sienten bien los habitantes de los edificios, cuyas ventanas dan a vías federales. "Al subir a mi piso, me topé con un coronel del FSB, quien con su mirada penetrante me hizo volver a los tiempos pasados. Se presentó y pidió que yo le dejase entrar en mi apartamento para conversar. Me negué. Él me explicó que mis ventanas dan a la carretera federal, por ello tiene que ser sometida a prueba mi lealtad política y también en el aspecto del peligro terrorista. Me hizo muchas preguntas, y al irse dijo que su gente me visitaría en otras dos ocasiones", refiere Dmitri Vasiliev, que vive en la avenida de Kamenny Ostrov.
Según información que obra en poder de NEZAVISIMAYA, el Interior ha confeccionado una lista "negra", en la que figuran cerca de un millar de activistas de diferentes partidos y movimientos.
La oposición también se prepara a recibir la cumbre, organizando manifestaciones y un concurso de graffiti. Los antiglobalistas quieren contar a los líderes del G8 qué es lo que en realidad sucede en Rusia.
Se toman unas medidas de seguridad sin precedentes. Los aeropuertos permanecerán cerrados durante 3 días para los vuelos civiles. La navegación en el Nevá y la parte oriental del Golfo de Finlandia se parará a partir del 13 de julio. Según cálculos más optimistas, la ciudad en relación con ello va a sufrir pérdidas de unos 20 millones de dólares.
Pero lo van a pasar peor que otros los habitantes de Strelna, suburbio donde se ubica el palacio de Constantino, residencia del presidente de Rusia, en la que se alojarán los Jefes de Estado que van a participar en el foro. En relación con ello, para la población están elaboradas unas especiales reglas de conducta. Sus detalles de momento se ignoran.
Las autoridades prometen informarles más tarde.
