WALTER KASPER HA PROMETIDO REGRESAR

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Los resultados del Foro Mundial de los Líderes Religiosos son más que alentadores. Vladimir Putin ha prometido a los jerarcas reunidos en President-Hotel tanto exponer en la reunión en la cumbre del G8 de San Petersburgo los anhelos expresados por ellos como incluir sus recomendaciones en los documentos finales de la reunión del Grupo.

 

Conviene señalar que los postulados fundamentales elaborados en el Foro reflejan las ideas que estuvo promoviendo la Iglesia Ortodoxa Rusa en los últimos años: propagar el conocimiento de las tradiciones religiosas vía medios noticiosos y la escuela secundaria; unir el respeto a los derechos humanos al acatamiento de los pilares de la moral; poner fin a todo tipo de acciones que ultrajan los sentimientos religiosos y profanas textos, símbolos, nombres y lugares sagrados; así como el llamamiento a realizar negocios sobre los principios de la justicia y la moral, que la Iglesia dirigía al mundo empresarial.

Pese a lo esperado, en el Foro no se trató con mucha plenitud el tema del terrorismo. Era difícil lograr consenso en una mesa, en un extremo de la cual el primer rabino de Israel, Yona Mezger sacudía con ira una foto del caporal Guilad Shalit, cubriendo de injurias a aquellos que no reconocen para el Estado de Israel el derecho a existir y exigiendo castigar a cuantos ponen en tela de juicio el fenómeno de Holocausto, mientras que en el otro extremo el ayatollah Tashiri rechazaba la posibilidad de sostener diálogo Iraq - Israel, afirmando que el sionismo no representa el hebraísmo.

A pesar de que al Patriarca Alexis Segundo le fue entregada la condecoración máxima de los musulmanes del Cáucaso, la Orden del Jeque ul-Islam, y el cabeza del Centro Coordinador de los Musulmanes del Cáucaso del Norte, Ismail Berdiev, propuso instituir el Consejo Internacional de las Religiones (como si ya dejase de existir el Consejo Mundial de las Iglesias), no se puede decir que se haya alcanzado un notable progreso en el diálogo entre los cristianos y los musulmanes. Cada uno siguió defendiendo su posición.

Pero al propio tiempo, "al margen de lo programado", se consiguió un acercamiento de posiciones entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y el Vaticano. Se celebró una reunión "a puerta cerrada". A quienes expresaban extrañeza por el hecho de no haber llegado Benedicto XVI les dio explicaciones  el presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el cardenal Walter Kasper. Según él, es prematuro plantear el tema de la llegada del Papa a Rusia, pero el Foro ha acercado la posibilidad de ello. El cardenal ha informado asimismo que recibió invitación de visitar a la Iglesia Greco-Católica de Ucrania, pero ha decidido abstenerse de realizar este viaje. Además, Kasper ha asegurado a la Iglesia Ortodoxa Rusia de que el conflicto que surgió entre los cristianos ortodoxos y  los greco-católicos en Ucrania "dentro de poco se extinguirá".

Es difícil predecir en qué grado va a cambiar el ambiente en la comunidad religiosa mundial tras el Foro de sus líderes celebrado en Moscú. Pero es obvio que va a aumentar el rating del Patriarcado de Moscú si no a los ojos de los adeptos de otras religiones, por lo menos a los de los políticos. Es una victoria que debe atribuirse no tanto al Patriarca Alexis Segundo y el metropolita Cirilo cuanto al presidente Putin en persona.

 

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