Moscú, 19 de junio, RIA Novosti. El domingo pasado, los partidarios de la ampliación de la autonomía de Cataluña vencieron en referéndum a los adversarios de ello. Los expertos temen que el ejemplo de Cataluña resulte ser contagioso para los vascos, lo que despejaría el camino hacia la desaparición de España como un Estado único.
Según datos preliminares (están calculados un 90% de los votos), por el nuevo estatuto de la autonomía votaron un 75% de los electores, y en contra, menos del 20%. Al propio tiempo, la actividad del electorado fue baja: acudieron a las urnas sólo un 48% .
El nuevo documento adoptado en el referéndum delimita bien las facultades entre el poder central y las autoridades de Cataluña. Desde ahora, Madrid no podrá inmiscuirse en las cuestiones que son de incumbencia del Gobierno de Cataluña, tales como la seguridad interna, telecomunicaciones, ferrocarriles, aeropuertos, atracaderos marítimos de importancia local, inmigración, etc. Además, la autonomía recibe mayor independencia financiera.
La lengua catalana se iguala en estatuto al español, y la propia región empieza a llamarse “realidad nacional” dentro del Estado español.
En Cataluña viven 7 millones de habitantes, menos de una sexta parte de la población de España. Pero a la región le corresponde un 20% del PIB.
Muchos españoles interpretan los llamamientos de los catalanes a obtener la autonomía como una manifestación del egoísmo y avidez. Pero los pragmáticos señalan que la Carta de Cataluña en su actual versión se mantendrá por unos veinte años más y la unidad del país no se romperá.