La Cámara baja del Parlamento ruso ha decidido suprimir la opción ‘contra todos’ en las papeletas de voto usadas en las elecciones de diversos niveles. Según los expertos, este apartado fue eliminado porque suponía el mayor obstáculo para el futuro sucesor de Vladímir Putin en las elecciones presidenciales de 2008.
En los comicios parlamentarios de 1999 y 2003, la opción ‘contra todos’ ganó en ocho y en tres circunscripciones, respectivamente, acaparando alrededor del 20% de los sufragios. En las elecciones presidenciales, en cambio, logró resultados marginales: la sexta posición de las once posibles en 2000 (1,8%), y la quinta de las seis en 2004 (3,5%).
Una encuesta realizada por el Centro Levada en mayo pasado y hecha pública varios días antes de que la Cámara baja aprobara esa decisión, indicaba que un 18% de los rusos se acogerían a la opción ‘contra todos’ en las presidenciales de 2008. El vicepresidente primero del Gobierno, Dimitri Medvedev, obtendría apenas un 10,3% de los votos.
La abolición del apartado ‘contra todos’ va a repercutir, ante todo, en los comicios presidenciales, señala el politólogo Dimitri Oreshkin. Esa opción habría podido conseguir el segundo resultado y erigirse en un obstáculo serio para el sucesor del actual mandatario ruso.
En las elecciones legislativas, la intención del voto contra todos se calculaba en torno al 12-15%, constata Valery Fedorov, director del centro sociológico VTsIOM. Una vez suprimida esa opción, un tercio de las personas votan contra todos los candidatos podrían faltar a las urnas; otro tercio se va a posicionar en función de la coyuntura política; y en cuanto al resto, la mayoría abrumadora apoyará por el partido oficialista Rusia Unida.
Alexander Veshniakov, presidente de la Comisión Electoral Central, opina que el índice de afluencia podría bajar ahora un 5%. Oreshkin también dice que la bajada será de un 5-7% como mínimo, porque se trata de electores que mantienen una activa postura cívica, eso sí, de signo negativo.
El apartado ‘contra todos’ apareció en las papeletas de voto rusas durante los tiempos de Yeltsin, en 1993, para fines estadísticos. Una ley aprobada al año siguiente establecía que los comicios debían proclamarse inválidos en caso de que el voto de protesta fuese superior al número de los sufragios logrados por el favorito. Varias enmiendas legislativas adoptadas en 2005 dejaron a las regiones la prerrogativa de mantener o suprimir la opción ‘contra todos’ en las elecciones locales.
