A partir del 8 de junio, la bolsa rusa RTS realiza transacciones con futuros de la marca del crudo Urals, los derivados del petróleo y el oro. Los expertos creen que esa iniciativa será interesante únicamente para pequeñas empresas y no podrá resolver la tarea propuesta por el Gobierno: elevar el prestigio de la marca Urals y bajar los precios de productos petroleros.
La solución de este objetivo requiere la creación de una bolsa autónoma con un volumen de contratación real, y no meramente simbólico. Las grandes cantidades del crudo – producto de las mayores petroleras de Rusia – ya tienen contratos acordados desde hace tiempo y sólo teóricamente podrían salir a bolsa. De todo el petróleo producido en Rusia, apenas el uno o el dos por ciento está en libre circulación pero no hay ninguna garantía siquiera de que estos lotes minúsculos se vendan en el mercado bursátil.
En 2003, la Bolsa de San Petersburgo hizo un intento de sacar a venta contratos petroleros pero al poco tiempo se vio obligada a dejar el tema: las empresas petroleras simplemente no querían participar en las licitaciones.
‘Es evidente que la bolsa podría tropezar con el problema de suministros y liquidez insuficientes – advierte Maxim Shein, analista de BrokerCreditService - . Lo más probable es que esos futuros parezcan interesantes tan sólo a las pequeñas empresas petroleras y a algunas entidades desequilibradas, de ésas que hacen demasiado hincapié en la producción o, por el contrario, en la transformación. Para los jugadores de este mercado no tiene sentido renunciar al contacto directo con los consumidores, y es poco probable que los extranjeros, acostumbrados a la compra del petróleo en los parqués tradicionales, se interesen por las transacciones de RTS’.
Alexander Razuvaev, de Megatrustoil, tampoco cree en la nueva iniciativa: ‘La calidad y, por consiguiente, la imagen de Urals podrán mejorar cuando se haya eliminado de esa mezcla el petróleo producido en Bashkiria y Tatarstán. Y los precios irán bajando cuando la imposición de las petroleras deje de vincularse a la coyuntura mundial. La bolsa petrolera difícilmente podría conseguir ese objetivo’.
