Rusia y Australia pusieron punto final a los acuerdos bilaterales sobre el ingreso de la primera a la OMC. Los representantes de los dos países firmaron el correspondiente protocolo en la sede de esta organización en Ginebra.
Serios problemas persisten únicamente en las conversaciones bilaterales con EEUU. Washington se muestra no solo intransigente sino, asimismo, agresivo. Su lógica salta a la vista: si Moscú está dispuesto a ingresar e incluso hace concesiones, hay que desarrollar el éxito. Por ejemplo, el titular del Ministerio del Fomento Económico Guerman Gref propuso una componenda a Robert Portman, responsable de las conversaciones con Rusia: Moscú duplica la parte del capital extranjero en los mercados bancario y de seguros, Washington a cambio revoca su exigencia de abrir filiales directas de bancos y agencias de seguros foráneos. Además, Gref supo ponerse de acuerdo sobre concesiones a fabricantes occidentales de aviones. Los aparatos que no se fabrican en Rusia son eximidos del pago de IVA, al paso que los impuestos de entrada disminuyen sensiblemente. Fuimos al encuentro de Norteamérica en la importación de carne. Antes de 2009 los productores estadounidenses mantienen su cuota tarifaria de hoy.
Sin embargo, las concesiones de Rusia no hicieron otra cosa que aumentar las apetencias de Portman. Este comenzó a exigir que las cuotas cárnicas sean prolongadas sine die. En lo que se refiere a las filiales bancarias y de agencias de seguros, siguen siendo una demanda incondicional de EEUU. Y esto, pese a que los propios banqueros norteamericanos aseveran que no necesitan filiales en Rusia. ¿Por qué, en tal caso, los norteamericanos insisten tercamente en sus exigencias? Leonid Barón, experto ruso, declaró:
Norteamérica más que otros obstaculiza el ingreso de Rusia en la OMC. Es fácil comprender las causas de tal comportamiento. EEUU hace uso de cualquier herramienta para presionar a sus oponentes políticos. Los propios norteamericanos no ocultan que la cuestión del ingreso de Rusia en la OMC hace tiempo que pasó a un plano político. Pero la política es una cosa y la economía es otro cantar. Moscú no hará concesiones desmedidas. Ahora no se trata de cuándo ingresar sino a qué precio.
