La encarnizada lucha que está librando la Comisión Europea por derogar los derechos exclusivos del consorcio ruso Gasprom a exportar materia prima, ha provocado una respuesta simétrica de Moscú. Ayer fue elevado a la Duma de Estado (cámara baja del Parlamento) el proyecto de ley "De la exportación del gas natural", que fijará jurídicamente el derecho del gigante gasero ruso a exportar materia prima por ser el propietario del único sistema de transporte de gas.
En comentarios extraoficiales, los analistas señalan que el documento es una respuesta a la impertinencia de Bruselas. Pero también tiene que ver el gran deseo del Kremlin de contar con el respectivo marco jurídico la víspera de la cumbre del G-8 en San Petersburgo. Uno de los autores del proyecto, el diputado Valeri Yazev, espera que el documento pueda ser aprobado hasta finales de junio.
En su opinión, ya es tiempo de reconocer el gas como materia prima estratégica y venderla bajo el estricto control del Estado, tal como se hace en el caso de las exportaciones armamentísticas.
Desde el punto de vista jurídico, cualquier compañía que posee recursos de gas en Rusia puede concertar un contrato con un comprador potencial y solicitar autorización para transportar el producto hasta la frontera. Esos intentos se emprenden muy a menudo. Así, la petrolera española Repsol había pensado adquirir el paquete mayoritario de acciones de la empresa "Tambeineftegas" (tiene la licencia para explotar el yacimiento Yuzhno-Tambeiskoe, cuyas reservas superan un billón de metros cúbicos de gas). Los españoles proyectaban construir una planta en el yacimiento y exportar gas. Iguales planes, pero con relación a otro yacimiento, había tenido la francesa Total.
Pues ni una ni otra ha podido hacer realidad sus planes. Los franceses cambiaron entonces su táctica y procedieron a realizar trámites "legales". Como resultado, ahora participan en la etapa final del concurso que había convocado Gasprom para adjudicar la explotación del yacimiento Shtokman.
