Sin arreglar los diferendos, la integridad territorial de Georgia no podrá estar asegurada en plena medida, pero este arreglo es saboteado por las autoridades de Georgia. Junto con la compra de una enorme (para los fines de mantenimiento de la seguridad) partida de armamentos de choque y municiones, esto induce a sospechar que realmente se están tramando los planes de empleo de la fuerza armada contra las repúblicas rebeldes en el territorio de Georgia.
La declaración de la cancillería rusa sobre el derecho a la autodeterminación no contiene nada que no refleje la realidad. Y la realidad consiste en que reconocemos la integridad territorial de Goergia, pero no podemos desatender que las autoridades de este país no están en condiciones de controlar una parte considerable de su territorio reconocida por la comunidad internacional como zonas de conflicto (Osetia del Sur, Abjasia).
Para dar solución a este problema es preciso reanudar las negociaciones. Se podría citar numerosos ejemplos de incumplimiento por Georgia de los plazos acordados en el marco del proceso negociador. La cúpula dirigente de este país prefiere valerse de esta situación para tomar medidas unilaterales y no procurar resolver los problemas por vía negociada.
No hace mucho, a duras penas se logró llegar al acuerdo sobre diálogo directo entre Osetia del Sur y Georgia en el marco de la Comisión Mixta de Control. Este diálogo sería secundado por otros miembros de la Comisión, incluida la OSCE, al objeto de elaborar el plan conjunto de arreglo. Pero los recientes acontecimientos no hacen sino minar este acuerdo.
Lo mismo se refiere a muchos otros aspectos. Por ejemplo, en relación con Abjasia y Osetia del Sur se propuso adoptar documentos en que las partes asumieran el compromiso de resolver todos los problemas exclusivamente por vía negociada. Pero en ambos casos las iniciativas no llegaron a cuajar en hechos concretos, porque Georgia no mostró disposición alguna, según expresó el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov.
