La explosión, que se produjo en el interior de una mezquita chií tras la oración del viernes, también dejó 55 heridos.
Algunos feligreses quedaron atrapados bajo los escombros del tejado de la mezquita que se derrumbó tras el ataque.
Los heridos fueron ingresados en hospitales locales, muchos en estado crítico.
Por ahora nadie ha reivindicado la autoría del ataque.
Los chiíes representan cerca de un 20% de la población pakistaní, en su mayoría suní, y se convierten con frecuencia en el objetivo de ataques de los grupos yihadistas suníes.