Señalo que solo entonces se podrá hablar "de alto el fuego, del régimen de silencio de las armas y de la línea de separación entre las partes enfrentadas".
"Esta vez las conversaciones serán arduas porque no nos contentaremos con el simple hecho de que ya nadie dispare", apuntó.
Volvió a insistir en que los representantes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk viajarán a Minsk solo después de que Kiev nombre a su negociador oficial.
Desde abril pasado, Ucrania está sumida en una crisis que se intensificó cuando Kiev lanzó una operación especial contra las milicias independentistas de Donetsk y Lugansk.
El septiembre pasado, las partes reunidas en Minsk acordaron con mediación de Rusia y la OSCE una tregua, pero siguieron presentando denuncias mutuas de estar violando el alto el fuego.
El 9 de diciembre entró en vigor un nuevo armisticio pactado entre Kiev y las milicias en un intento de impulsar un cese del fuego duradero y favorecer así una nueva ronda de negociaciones en Minsk con mediación de Rusia y la OSCE.
Sin embargo, un mes después, el 9 de enero, los ataques se intensificaron. La Cancillería rusa indicó que estos acontecimientos confirman los más serios recelos sobre la intención de Kiev de resolver la situación en Donbás por la fuerza.
Según datos de la ONU, el conflicto ha causado desde el pasado abril más de 5.000 muertos y casi 11.000 heridos.
Las milicias de Donbás informaron este jueves que las fuerzas de Kiev han perdido en dos semanas casi 1.300 efectivos y más de 250 piezas de armamento y material de guerra.
