"Esa amenaza es un farol político", dijo el jefe de Naftogaz, Andréi Kóbolev, citado por el servicio de prensa de la compañía.
El ejecutivo agregó que Rusia obliga a los consumidores europeos a prescindir de la infraestructura de Ucrania para invertir en otra nueva, que les costará varios miles de millones de euros.
Además, afirmó que la iniciativa rusa entraña el riesgo de fallos técnicos sin ofrecer ningunos beneficios.
Bruselas, a su vez, también cuestionó la viabilidad económica del nuevo esquema y declaró que Gazprom de este modo perderá la imagen de suministrador fiable de gas.
Rusia y Turquía acordaron a inicios de diciembre construir un gasoducto marino cerca de frontera con Grecia como alternativa a South Stream, proyecto que Moscú cerró debido a la oposición de los Veintiocho.