Occidente usa la crisis ucraniana como un pretexto para intentar aislar a Rusia y desestabilizar la situación internacional, declaró este martes el presidente de la Cámara baja del Parlamento ruso, Serguéi Narishkin.
"La crisis en Ucrania no se ha usado para reactivar el diálogo sino para un intento sin precedentes de aislar a Rusia", dijo Narishkin al intervenir en una mesa redonda sobre la crisis de confianza en Europa.
El objetivo de aislar a Rusia "no se oculta en absoluto y se promueve de forma descarada y mediante chantaje y manipulaciones por quienes buscan desestabilizar la situación internacional y provocar una nueva crisis de seguridad en Europa", subrayó.
Al mismo tiempo, el presidente de la Duma tachó estos intentos de "inútiles y abocados al fracaso".
Narishkin lamentó una "reducción intencionada" del diálogo internacional que se produce en un momento en que la comunidad global debería aunar esfuerzos ante desafíos comunes como el terrorismo, el narcotráfico o el crimen organizado.
El presidente del Parlamento ruso denunció asimismo que "por primera vez en muchos años" Occidente recurre a "las calumnias y la propaganda malintencionada" contra Rusia.
Según Narishkin, los propios países occidentales son los responsables de la pérdida de confianza por parte de Rusia, una confianza que alcanzó un nivel sin precedentes entre los años 80 y 90 del siglo XX.
"Ese nivel de confianza hacia la política occidental lo ha destruido el propio Occidente, su doble moral, la ampliación de la OTAN hacia el este, la presencia militar de EEUU en Europa y su papel en el conflicto balcánico", recalcó.
En opinión del legislador, los países occidentales "confunden la confianza con la credulidad" y esperan que Rusia tenga esta última actitud, pero es algo que jamás ocurrirá, concluyó.
Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron en los últimos meses a raíz de la adhesión de Crimea a Rusia en marzo pasado y del conflicto armado en el este de Ucrania.
EEUU y la UE han aprobado varios paquetes de sanciones contra Moscú que afectan tanto a particulares y empresas concretas, como a sectores enteros de la economía rusa.
