Ed Miliband, dirigente del Partido Laborista británico, hizo frente a las crecientes críticas sobre su liderazgo en un discurso en el que prometió luchar contra cualquier adversidad para transformar el Reino Unido en beneficio de la mayoría de los ciudadanos.
A seis meses de las elecciones generales, Miliband colea en los sondeos de opinión como el peor líder político de las últimas décadas y tres tercios de los consultados piensan que no da la talla como primer ministro.
La pobre percepción del jefe laborista ha provocado rumores y alusiones en los medios de comunicación sobre una presunta rebelión en las filas del partido para forzar su destitución.
"Lo que no mata fortalece", ha señalado hoy en alusión al constante ataque en la prensa, entre sus rivales políticos e incluso de anónimos colegas parlamentarios.
"Aguantaré todo lo que me echen para luchar por vosotros", ha asegurado a los simpatizantes laborista congregados en Senate House, el centro administrativo de la Universidad de Londres.
Miliband ha criticado las "fallidas ideologías del pasado" del gobierno de coalición liderado por los conservadores que solo benefician a la élite del país. "No trabajan para la mayoría", recalcó.
El líder laborista quiere poner fin a la "economía del doble cero" que, según ha explicado, se fundamenta en mínimos impuestos fiscales para las rentas más altas y unos muy extendidos contratos laborales que no obligan al empresario a garantizar ninguna hora de trabajo al contratado.
"Esta economía cero-cero es un síntoma de un país profundamente desigual, injusto e imparcial", denunció, "un país que estoy determinado a transformar", acabó por prometer.
Miliband también ha apuntado su ofensiva dialéctica contra "la visión del pasado" respecto a la inmigración, las minorías sociales o la Unión Europea que representa el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP).
"Podemos destrozar sus argumentos y ya es hora de hacerlo", ha retado a los afiliados y voluntarios laboristas.
La visión del líder de la izquierda británica apunta a la construcción de una sociedad "justa y equitativa", con "seguridad en el trabajo" y en la que el esfuerzo se vea compensado.
Miliband abogó también por un gobierno de corte laborista que proteja los servicios públicos.