El histórico acuerdo medioambiental que han firmado hoy Estados Unidos y China certifica la mejora de las relaciones bilaterales y apuntala la sintonía entre Barack Obama y Xi Jinping.
Ambos líderes han sido vistos durante los dos días del foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) departiendo amistosamente y sonriendo en numerosas ocasiones.
Las escenas han servido de contrapeso a la tensión que se ha advertido en los encuentros entre Xi y el presidente japonés, Shinzo Abe, o entre Obama y su homólogo ruso, Vladímir Putin.
Obama vio en el ascenso al poder de Xi dos años atrás una buena ocasión para aceitar las relaciones después del mandato del hierático y formalista Hu Jintao.
Xi, en cambio, se acerca más a su generación, ya que de estudiante viajó a los Estados Unidos.
La reunión que ambos mantuvieron el pasado año durante dos días en California, donde brindaron con licor chino y conversaron informalmente durante horas, apuntaló la creencia de que llegaban tiempos de distensión.
Ambos calificaron la experiencia de exitosa pero la calma duró poco porque Estados Unidos acusó después a cinco militares chinos de ciberespionaje y Pekín canceló una plataforma conjunta para luchar contra ese problema.
Las tensiones crecientes en el mar del Sur de China, que Pekín reclama casi en su totalidad, acabó de arruinar las expectativas.
Xi y Obama han vuelto a encontrarse en Pekín un año después y mostrado la misma sintonía de California. Xi invitó a Obama a una cena privada en Zhong Nan Hai, el complejo de edificios y jardines al lado de la plaza de Tiananmén, que sirve de sede gubernamental.
Hablaron cinco horas durante y después de la cena, dos más de lo previsto.
El presidente estadounidense ha declarado que ambos mantienen sus diferencias sobre muchos asuntos pero que valora la actitud positiva de su homólogo para superarlas.
"Lo que me anima es su deseo, señor presidente, de entablar un diálogo constructivo", le dijo a su homólogo. "Estados Unidos da la bienvenida a una China pacífica, próspera y estable", continuó.
Las declaraciones amistosas por ambos lados han abundado en los últimos días y ha sido evidente que en público se han centrado en asuntos que les unen como el terrorismo islámico, el cambio climático o la epidemia del Ébola y evitado los que les separan como el ciberespionaje o los conflictos territoriales en los mares de Asia.
Las dos potencias mundiales han firmado acuerdos de visados y comercio, lo que ha superado las expectativas de buena parte de los observadores.
Entre ambos países permanecen problemas que tensarán las relaciones. Pekín desconfía de la presencia militar cada día más atosigante de Estados Unidos en su patio trasero y la ha acusado de estar detrás de las protestas prodemocráticas de Hong Kong.
Estados Unidos, por su parte, afea a China su política de derechos humanos y el ciberespionaje organizado.
Un editorial del diario ultranacionalista chino Global Times señala hoy que, a pesar de las tensiones de los últimos años, Obama será recordado como un "presidente moderado".
"La desconfianza entre ambos potencias no puede ser explicada ni eliminada debido a la falta de experiencia", continuó.
Pero el diario también se plantea si todas las declaraciones amistosas de Obama y sus promesas de que no busca contener a China son sinceras.
"Estados Unidos ha desplegado el 60 % de su poder militar a Asia Pacífico, ha ofrecido refugio a los independentistas tibetanos y uigures, ha apoyado el movimiento de Occupy Central", relata el editorial.
