La familia del niño palestino de 12 años que mató el Ejército israelí el 16 de octubre en el pueblo de Beit Laqia, cerca de Ramala, en Cisjordania, ha asegurado que dispone de un vídeo que demuestra que el niño, Bahaa Samir Badr, no lanzó ninguna bomba incendiaria ni representaba de ninguna manera un peligro para la vida de los soldados israelíes que entraron en su pueblo. Bahaa murió tras recibir un disparo en el pecho.
La abogada de la familia, Naila Atiyeh, ha indicado que la familia presentará una demanda a la Policía Militar israelí y otra al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en las que alegarán que el niño fue asesinado sin ningún tipo de justificación. Atiyeh ha asegurado que ni Bahaa ni otros niños y adolescentes que se encontraban en el pueblo cuando salió el Ejército representaban ninguna amenaza para los soldados.
El Ejército israelí explicó que una unidad entró en el pueblo después de que se lanzaran piedras en la zona. Al salir de la localidad, unos soldados bajaron de su vehículo para arreglar un problema con el mismo y unos chicos les lanzaron botellas incendiarias desde una distancia de unos 20 metros. El jefe de la unidad les disparó e hirió mortalmente a Bahaa.
Tanto el tío del niño, que vive cerca de donde se produjeron los hechos, como el propietario de un colmado muy próximo aseguraron que nadie había provocado a los soldados y que los niños y adolescentes se encontraban a unos 200 o 250 metros de los soldados y no representaban ninguna amenaza para ellos. El propietario del colmado contó que vio salir del pueblo a al menos tres jeeps.
"Detrás del jeep había unos pocos niños de entre 10 y 12 años. No vimos que llevasen ni piedras ni bombas incendiarias y mientras los vehículos salían, los niños estaban cerca del almacén", dijo el hombre.
"Unos minutos después oímos tiros y uno de los niños cayó. No vi nada en sus manos y estaba demasiado lejos tras los jeeps para representar un peligro para los soldados", añadió el dueño del colmado.
Atiyeh ha señalado que tiene un vídeo en el que se puede ver como los jeeps salen del pueblo con jóvenes y niños caminando en los alrededores sin suponer ninguna amenaza ni provocar a los soldados.
Jaled Shabli, el tío del niño asesinado, relató que los jeeps estaban cerca de su casa, en la entrada del pueblo. Los adolescentes "estaban a al menos 200 o 250 metros de los soldados. Estos no corrían peligro... Pero parece ser que su frustración les llevó a disparar".
Según el informe médico del hospital donde Bahaa fue atendido, el niño recibió un tiro en la parte izquierda del pecho que salió por la parte derecha y que también le afectó a un brazo. Llegó muerto al hospital.
