El líder del Partido Laborista, Ed Miliband, ha marcado seis objetivos principales, en un plan de diez años, con los que aspira a ganar la confianza de los británicos en las elecciones generales de mayo de 2015 y poner fin al gobierno de coalición entre conservadores y liberal demócratas.
"Juntos podemos construir un futuro mejor", ha señalado la tarde del martes en su principal intervención en el congreso anual que reúne al laborismo en una vieja sede ferroviaria reconvertida en estelar centro de convenciones de Mánchester.
Miliband ha expuesto su "hoja de ruta" en el mismo escenario del norte de Inglaterra donde se hizo con el liderazgo del partido, hace cuatro años, en una sorprendente contienda con su hermano mayor, David. Las heridas familiares siguen abiertas, pero el dirigente laborista las pasó de alto esta tarde para poner el énfasis en la participación de todos los estratos sociales y económicos en la construcción de un Reino Unido más próspero, justo y equitativo.
"Juntos sí podemos", espoleó a los delegados del partido y los sindicatos en repetidas ocasiones. El esfuerzo común se alzó en el lema de su discurso en el último congreso laborista antes de la gran cita con el electorado dentro de ocho meses.
Empleo, vivienda y sanidad pública forman los ejes del plan laborista para retornar a Downing Street, negando un segundo mandato de cinco años al primer ministro, el conservador David Cameron. "Es la decisión más importante en toda una generación", ha resaltado tras secundar la iniciativa de los nacionalistas escoceses para extender el derecho a voto a los jóvenes de 16 y 17 años con carácter permanente.
Un gobierno laborista invertirá en la creación de puestos de aprendizaje práctico- "tantos como el número actual de plazas universitarias"- y en la construcción de viviendas al alcance de todos los bolsillos. Miliband quiere duplicar el número de personas que adquieren su hogar por primera vez. Y, curiosamente, desea recuperar "el sueño británico de ser propietario" de una casa o un piso, un ideal que lanzó la conservadora Margaret Thatcher en la década de los ochenta.
La disciplina fiscal se impondrá en una formación política que renquea 25 puntos por detrás de los conservadores en gestión económica, según coinciden los sondeos de opinión. Para contrarrestar esta desventaja, Miliband ha prometido hoy una revolución social: el Servicio de Salud Pública (NHS, en sus siglas en inglés) tendrá inyecciones anuales de dinero financiado por los ricos.
Así, su gobierno introducirá un nuevo impuesto sobre las mansiones valoradas por encima de los dos millones de libras y castigará a los que evaden su correspondiente carga fiscal con sofisticados esquemas de contabilidad. Las compañías de tabaco formarán la tercera fuente de financiación del NHS hasta un total de 2.500 millones de libras, de acuerdo con las estimaciones adelantadas esta tarde por el líder laborista.
Con su discurso en Mánchester, Miliband ha dado el pistoletazo de salida en la carrera a las elecciones generales. El líder laborista ha descrito su posición como "una entrevista de trabajo", que le mantendrá alerta y movilizando a todos los británicos para "construir juntos un futuro mejor" a partir de mayo de 2015.
