En un acto descomunal, coronado por la aparición de U2, que presentó su nuevo disco, la compañía californiana Appel ha mostrado este martes sus novedades.
Frente a cientos de periodistas, con miles de personas colgadas de la red, Tim Cook, consejero delegado de Apple, rindió honores a una tradición inaugurada con Steve Jobs y que ha sabido mantenerse con el glamur antes reservado a las presentaciones de las películas más apoteósicas o los eventos deportivos más rutilantes.
El acto tenía interés por varias razones. La principal, claro, descubrir cómo es la enésima renovación del legendario iPhone. Acosada por la competencia del gigante Samsung, Apple ha resuelto finalmente ampliar el tamaño de sus teléfonos. Los dos modelos de iPhone 6 pasan de las 4 pulgadas de pantalla a 4,7 y 5,5. Como consecuencia, los dispositivos son más grandes, sí, pero también más finos, pasando a tener 6,9 y 7,1 milímetros de grosor.
Según Cooks, la cámara del teléfono ha sufrido una espectacular mejora, así como las prestaciones de la pantalla, que pasa a tener en el modelo más sofisticado y caro, el iPhone 6 Plus, hasta 2 millones de pixeles. La cámara tiene 8 megapixeles y el teléfono presume de proporcionar unas prestaciones absolutamente espectaculares en cuanto a la calidad de la navegación.
Claro que el plato fuerte, o así quisieron presentarlo, era el iWatch. Un reloj de pulsera, digital, que básicamente viene a ser un iPhone en la muñeca, tal y como explicó Cooks. Bonito y vanguardista, no quedó demasiado claro que el artilugio en cuestión sea más que un capricho, pero sus prestaciones y diseño, soberbios, lo convierten también en hermoso juguete. No revolucionará las comunicaciones, como el iPhone, ni amenazará el reinado de otro artilugio, como hizo la tableta con el ordenador portátil, pero de momento arrasará comercialmente y es de esperar que la idea sea copiada por una competencia que durante años ha vivido de asimilar las innovaciones propuestas por Apple. En el capítulo de los saltos mortales cabe destacar el nuevo sistema de pago: para pagar en una tienda bastará meter los datos de las tarjetas de crédito en el iPhone y luego pasar el dispositivo por el lector de la caja.
Entre tanto despliegue de comercio y espectáculo no podía faltar la anunciada sorpresa: Bono y el resto de U2 presentaban su nuevo disco, 'Songs of innocence'. La que fuera banda de rock más grande del mundo, siquiera en términos comerciales, confirmaba así que el carisma de las grandes estrellas musicales hace tiempo que palidece frente al hechizo de las empresas tecnológicas. Y no hay otra más fulgurante, y rica, que la compañía soñada por el llorado Jobs, instalado por derecho en el santoral de héroes de la cultura pop. Hubiera disfrutado con la pirotecnia y el marketing de sus pupilos, sí, pero también con la solidad de la propuesta.
