La OACI y la ONU deben coordinar sus esfuerzos para poner un punto final a la investigación de la catástrofe del Boeing 777 malasio en el este de Ucrania, declaró este martes el canciller ruso Serguéi Lavrov.
“Queremos que la Organización Internacional de Aviación Civil juegue un papel más activo en esta cuestión, y consideramos que la OACI y la ONU deben coordinar los esfuerzos internacionales para finalizar lo más pronto posible la investigación y lograr resultados convincentes”, dijo Lavrov en una entrevista a Russia Beyond the Headlines, suplemento del diario Rossiyskaya Gazeta, que se publicará en el rotativo británico The Daily Telegraph.
El ministro de Exteriores ruso considera que Rusia es el único país que ha presentado oficialmente a la comunidad internacional los datos relacionados con el siniestro, recibidos gracias al uso del monitoreo cósmico.
“Esperamos que otros países también presenten los datos que tienen a su alcance”, agregó.
El canciller expresó su molestia por el hecho de que Rusia desde el principio ha sido testigo de intentos de obstaculizar el cumplimiento de la resolución 2166 del Consejo de Seguridad de la ONU. El documento prevé el cese de todas las acciones militares en la zona del siniestro. Además, su párrafo 13 afirma que el secretario general de la organización internacional debe presentar informes sobre el curso de la investigación al Consejo de Seguridad.
“Durante diez días el gobierno de Ucrania ignoró la exigencia de alto el fuego en la zona de la catástrofe, y nuestra propuesta de exhortar a cumplir al pie de la letra la resolución 2166 fue bloqueada en el Consejo de Seguridad por EEUU, Gran Bretaña y Lituania, países que al mismo tiempo empezaron a formular acusaciones infundadas en contra de Rusia”, dijo Lavrov.
El canciller destacó que “Rusia es plena partidaria de la investigación internacional en todo lo que corresponde a la resolución 2166”.
El Boeing 777 malasio que realizaba un vuelo de Ámsterdam a Kuala Lumpur con 298 personas a bordo, cayó el 17 de julio en el este de Ucrania, en una zona controlada por las milicias que luchan contra el Gobierno de Kiev. No hubo sobrevivientes a la catástrofe. Las autoridades de Kiev acusaron del siniestro a las milicias independentistas. Estas afirmaron que no poseían medios necesarios para derribar un avión a esa altura.
